Para el cuidado de nuestro cuerpo, el uso de desodorantes es primordial. A nadie le gusta emitir olores incómodos. Sin embargo, también están los antitranspirantes que también cumplen un rol importante en cuanto a sudor se refiere.
Ambos ayudan en la intervención de nuestra higiene personal, pero no son iguales. Aquí te vamos a explicar un poco sobre sus diferencias.
En primer lugar, el desodorante lo usamos para que evitar olores corporales. En pocas palabras; para oler a flores en las zonas donde hay más sudoración. Además, en la mayoría de los casos, cuentan con elementos antimicrobianas, puesto que son las bacterias las que causan los molestosos olores.
Así que, nuestra principal defensa y escudo aquí, es el desodorante. Si olvidamos usarlo, nos volvemos locas.
En segundo lugar, para atacar la sudoración tan molesta que emite nuestro cuerpo, tenemos otra opción, muy a parte del desodorante, también están los antitranspirantes que controlan la transpiración para inhibir el sudor.
Si bien es cierto, sentir el sudor en nuestro cuerpo es totalmente incómodo, pero no podemos olvidar que esto es parte de nuestro metabolismo. Nuestro cuerpo necesita eliminarlo. No podemos inhibir su proceso. Si usamos antitranspirantes estaríamos limitando la producción del sudor. Es mejor llevar un uso regular de este producto, y que no sea frecuente.
Sentirnos bellas, cómodas y limpias está bien, pero no podemos transcender más allá de nuestra salud. Hay que cuidar de nuestro cuerpo siempre.