Existen diferentes historias de perritos rescatados por personas de buen corazón y la forma en que ellos agradecen es a través de mucho amor. Pero, este es un caso que va mucho más allá de ello.
Todo comenzó cuando un perrito fue encontrado muy delicado de salud en las calles de una isla griega, el pequeño can estaba al borde de la muerte cuando Healing Paws, una protectora animal británica que funciona en la isla de Zante, en Grecia, lo rescató.
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De acuerdo a los veterinarios, el perrito habría sido torturado, golpeado y arrojado a la calle por sus dueños anteriores. El indefenso can pesaba un poco menos de 4 kilos, estaba increíblemente cansado y sus rodillas dislocadas se salían de su lugar cada vez que daba un paso.
El rescate de este animalito fue compartido en las redes sociales y Joanne Lowen, una mujer de Kent (Inglaterra), lo vio y decidió hacer algo por este pobre animalito: se lo llevó a vivir con ella para sanarlo y cuidarlo.
Esto fue un acto realmente maravilloso, pero un día, en medio del proceso de sanación del peludo, Joanne notó que el perrito llamado Menios estaba actuando muy raro: llegaba constantemente a donde estaba ella para olerle la axila, enterrando su hocico en ella y agitándose bastante cada vez que lo hacía.
Ante esta curiosa acción, la mujer pensaba que a su perrito no le gustaba su desodorante, así que decidió cambiarlo, pero Menios seguía haciendo lo mismo. Es así que, la mujer pensó en que quizás algo le pasaba y decidió ir al médico.
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Tras su visita al doctor y varios exámenes, Joanne fue diagnosticada de cáncer lobular, pero que afortunadamente fue detectada y tuvieron que operarla para que se pueda extirpar el cáncer.
El perrito quien la acompañó en este duro momento, después de esta operación, por arte de magia, dejó automáticamente de olfatearla. Fue en ese momento que la mujer comprendió que el mal se había ido, quien luego a través de los exámenes médicos se confirmó que ya no había más cáncer.
“Podríamos decir que salvó mi vida. Creo que uno debe tener un vínculo con el perro también, porque apenas llegó a casa me siguió a todas partes”, contó Joanne Lowen a Metro.