Samantha Gallo
Médico veterinario regente en Villa Mascota Veterinaria
Todos sabemos que no hay nada que nos una más como la comida, y esto se cumple también en la relación que tenemos con nuestras mascotas. En el momento en que nos sentamos a comer, nuestra mascota —como buen miembro de la familia— también se une, y pese a que no puede hablar, lo podemos escuchar (en nuestras cabezas, sus miradas tienen voz) y entendemos que nos ruega por un pedacito de lo que sea que estemos comiendo.
Es entonces cuando entramos en la encrucijada: ¿lo hago feliz o lo cuido?
Existen diversos alimentos comestibles que hacen daño a nuestras mascotas, algunos incluso pueden llevarlas a cuadros severos de intoxicación. Tenemos, por ejemplo, el chocolate, que presenta un componente que los perros no pueden metabolizar correctamente, y que puede causar intoxicación y desencadenar problemas nerviosos; la cafeína puede provocar intoxicación con cuadros de inquietud, temblores musculares, agitación y hasta sangrados; las uvas y pasas pueden causar daños renales graves; la cebolla ataca los glóbulos rojos y origina anemias severas; las bebidas alcohólicas intoxican con mayor rapidez a las mascotas que a los humanos, incluso en pequeñas cantidades; los lácteos causan problemas digestivos como diarreas y vómitos (los perros y gatos, una vez que dejaron de ser cachorros, no digieren correctamente la lactosa); la palta y los frutos secos tienen altos niveles de grasas y pueden provocar problemas hepáticos; las semillas y huesos de frutas tienen un componente similar al cianuro y podrían causar la muerte; la carne cruda es altamente probable que presente parásitos como el cisticerco (mal conocido como triquina) y bacterias; entre otros.
Cabe mencionar que hay otros “comestibles” que no son digeribles y pueden quedar obstruidos en una porción del sistema digestivo de nuestras mascotas (con frecuencia, en el estómago y los intestinos). Esto puede ser letal y muchas veces causa intususcepciones (cuando el intestino se pliega y se enrolla sobre sí mismo). Entre estos “comestibles” se encuentran los huesos de pollo, corontas de choclo, vegetales en porciones muy grandes (papa, zanahoria, etc.), yuyo, entre otros.
Es importante mantener estos productos, y otros alimentos, fuera del alcance de nuestras mascotas. Lo mismo con los tachos de basura. Se recomienda dejar siempre las sillas bien pegadas a las mesas o escritorios, ya que perros y gatos encontrarán la manera de subir y tomar lo que esté a la vista.
Compartir con nuestras mascotas es hermoso, pero hacerlo de manera saludable es tenencia responsable.