No pienses en los obstáculos. Convertirse en madre a una temprana edad puede ser una montaña rusa de emociones. La llegada de un nuevo miembro a tu vida puede ser una noticia que cambie por completo tu rutina y te haga vivir una de las experiencias más increíbles.
La edad no garantiza la madurez que puedes alcanzar luego del embarazo, y más aún cuando ya tienes a tu pequeño en brazos. Algunos miedos estarán presentes en esta nueva etapa, y es verdad, nadie está preparado para ser madre. No hay un manual para hacer todo bien, por eso tenemos que aprender durante el crecimiento de nuestros hijos.
Cuando hablamos de miedos nos referimos a aquellos pensamientos que dan vueltas en nuestra cabeza. Creemos que nuestra vida social acabará en un pestañeo, pero no es así. La organización y priorizar momentos serán tus acompañantes en esta etapa como madre. Alejarte de tus amigos o disfrutar de un día de playa no deberán eliminarse de tus actividades.
Buscar apoyo en una persona preparada para el cuidado de niños o la pareja pueden ser algunas de las opciones. También puedes divertirte en determinados espacios con tu pequeño. Incluso, ahora se puede hacer yoga con los bebés. Tu vida social no acaba, y te darás cuenta.
Algunas madres jóvenes tienen en mente que no podrán cumplir sus objetivos, sobre todo los profesionales. Ahora las instituciones cuentan con horarios flexibles que pueden adecuarse perfectamente a tu día a día.
A temprana edad tenemos el miedo de no poder darle todo lo que necesita nuestro hijo, y eso incluye la unión familiar y que crezca rodeado de su papá y mamá. Pensar que la relación no tendrá un futuro o que no se puede tener un romance sólido siendo tan jóvenes sólo generará confusión en ti. ¡Descártalas! Y vive todos los días al máximo. No te preocupes por el futuro, ya que lo puedes construir desde el presente.