Las empresas familiares son unas de las instituciones más longevas y sólidas en nuestro país. Sin embargo, se han extendido muchos mitos en torno a ellas. Por un lado, se cree que no tienen mucho periodo de duración, o se afirma que estas se gestionan de manera poco profesional; todo alejado de la realidad.
En Perú es común que el inicio de un emprendimiento sea a través de un negocio familiar. Asimismo, las cifras muestran que alrededor del 80% de empresas nacionales tiene origen familiar, y muchas presentan grandes resultados.
Por ello, Mariana Garland, presidenta de la Asociación de Empresas Familiares del Perú (AEF Perú), responde a cuatro de los mitos más frecuentes sobre las empresas familiares.
“No hace falta poner nada por escrito, ya que somos familia”: Normalmente, poner todo por escrito es sinónimo de falta de confianza. Sin embargo, en los negocios, haya confianza o no, es esencial dejar todo documentado. Es lo más importante para mantener un ambiente organizado y con responsabilidades claras. No hacerlo no solo es un craso error, sino que puede traer varios problemas.
“Si se tiene una empresa familiar, debes laborar en ella”: Este es uno de los mitos más frecuentes sobre una empresa familiar. No es cierto. Es importante explorar otras oportunidades laborales para adquirir experiencia previa que, quizás, a lo largo del tiempo pueda ser útil para el negocio familiar; sin embargo, no debe considerarse una responsabilidad.
“Es fácil dividir los asuntos familiares y los de la empresa”: Pese a lo que comúnmente puede creerse, separarlos es complicado debido a la confianza que puede haber entre la familia. Es importante poder dividir los temas familiares de los laborales con la finalidad de que, no se mezcle uno y otro, así no abrumar las dinámicas empresariales con temas familiares. Esto puede resolverse fácilmente con algunas reglas escritas y contando con consejos de profesionales externos a la familia.
“Las empresas familiares no están profesionalizadas”: Las personas suelen creer que debido a los lazos familiares, este tipo de organizaciones no elaboran un plan de empresa para crecer ni reconocen su misión, visión y valores. Sin embargo, nada está más lejos de la realidad, ya que son muchas las familias empresarias que se preocupan por todos los aspectos de su negocio y buscan alternativas para profesionalizar a fin de hacer más sostenibles sus empresas en el tiempo.