Cegadora. Incómoda. Agresiva. Esas son las palabras que muchos ciudadanos y ciudadanas utilizan para describir su experiencia con la contaminación lumínica.
Este tipo de contaminación, emitida principalmente por paneles LED, reflectores de losas deportivas y el alumbrado público mal diseñado, va en aumento en el Perú y el mundo. Por ello, este año se ha presentado un proyecto de ley que busca regular esta problemática.
El término contaminación lumínica es usado para describir los efectos negativos de la iluminación artificial, particularmente, la luz artificial de noche. El especialista legal de la iniciativa Conservamos por Naturaleza de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), Percy Grandez, describe este tipo de contaminación como “aquella afectación que contiene iluminación artificial que es susceptible de provocar un impacto en la salud humana, en la biodiversidad y en la calidad ambiental”.
A diferencia de otros tipos de contaminación, como la sonora, del aire y del plástico de un solo uso, la contaminación lumínica está creciendo sin un marco legal que la regule.
“La contaminación lumínica es un problema global y especialmente el brillo que se genera en Perú cada vez está creciendo más. Lima se ha convertido en el hotspot de la contaminación lumínica en el país”, advierte Christel Scheske, especialista en conservación, y agrega que la intensidad y el color de la luz nocturna son dos factores a tener en cuenta porque “la azul es la más dañina”.
Afecta a la ciudadanía por no estar debidamente regulada. Esto debido a que la contaminación lumínica proveniente de los paneles publicitarios con tecnología LED; en el alumbrado público que no está debidamente diseñado, es decir, cuya iluminación, además de ser blanca, apunta al cielo y al interior de las viviendas, en lugar del camino de peatones y/o vehículos; y en los establecimientos deportivos iluminados con potentes reflectores.
La falta de regulación de estas de fuentes de iluminación permite que primero, se excedan en los horarios de encendido, ocasionando una invasión en la tranquilidad de las personas que viven en sus alrededores, y segundo, que cada una sea calibrada con diferentes niveles de luminancia entre sí y con valores que superan el mínimo establecido en otros países como España y Chile.
Afecta la salud de las personas, la seguridad vial y la biodiversidad. En la salud de los seres humanos, el impacto está relacionado con la alteración de los ciclos del sueño y afectación directa de su rendimiento. También aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, aumento de peso y hasta puede afectar la salud mental de las personas que viven expuestas a este tipo de fuentes.
En cuanto a la seguridad vial, dentro de los factores que influyen en la tasa de accidentes de tránsito se ubica la distracción de los conductores, ya que los elementos de publicidad externos con pantallas LED tienen un impacto negativo en su campo visual al conducir.
También afecta a la biodiversidad, ya que durante las noches, la contaminación lumínica causa la desorientación de miles de aves migratorias, entre ellas la golondrina de la tempestad de collar; especies marinas como las tortugas y tiene un efecto devastador en la población de insectos.
¿Cómo regular esta problemática?
Existe un proyecto de ley que puede resolver este problema. A inicios de año, el 22 de febrero de 2021 el congresista Alberto de Belaunde presentó el proyecto de Ley Nº7193/2020-CR referido a la “Ley de Prevención y Control de la Contaminación Lumínica”. Actualmente, se encuentra en la Comisión de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos, Ambiente y Ecología del Congreso de la República.
Esta propuesta, elaborada con la asistencia de la SPDA en alianza con la clínica jurídica ambiental de la PUCP y con el aval del Minam, busca establecer un marco regulatorio aplicable a las diversas fuentes de contaminación lumínica existentes con la finalidad de mejorar la calidad de vida de la ciudadanía y de la fauna silvestre, promover la eficiencia energética, contribuir a la seguridad vial y evitar la alteración del paisaje.
“Solo mediante una norma con rango de ley se pueden establecer las competencias administrativas para regular, fiscalizar, sancionar, y no mediante una norma reglamentaria como un Decreto Supremo o una ordenanza, de ahí la importancia que contemos con una Ley orientada a prevenir y controlar la Contaminación lumínica en nuestro país”, señala Percy Grandez.
Chile es un país referente en enfrentar este problema. Al ser considerada la Capital Mundial de la Astronomía, este país asumió el compromiso de proteger la calidad de los cielos nocturnos de Antofagasta, Atacama y Coquimbo, regiones conocidas por ser un foco importante para el astroturismo. Por ello, desde 1998 estas regiones de Chile cuentan con la Norma de Emisión para la Regulación de la Contaminación Lumínica que busca evitar la emisión de luz hacia el cielo y promover la utilización de tecnologías que obstaculicen la observación astronómica.
“Controlar la contaminación lumínica es fácil y simple porque tiene criterios bastante básicos. Lo que se pide es que se ilumine el suelo, por donde circulan las personas y los vehículos, no el cielo”, detalló Igor Valdebenito, Jefe del Departamento de Ruido, Lumínica y Olores del Ministerio de Ambiente de Chile, en el evento de Contaminación lumínica realizado a fines de marzo.
Finalmente, en el Perú, el viceministro de Gestión Ambiental, Mariano Castro, señaló que el proyecto de ley que “Ley de Prevención y Control de la Contaminación Lumínica” promovido por el congresista De Belaunde es una iniciativa crucial para resolver este problema en el país.
En ese sentido, la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental considera que aprobar una ley que regule por primera vez la contaminación lumínica es una tarea que el Congreso de la República puede hacer en beneficio de toda la sociedad y del medio ambiente.