Para bien de los amantes de la manzanilla, te enseñamos la manera más sencilla de cultivar esta planta y puedas aprovechar todos sus beneficios.
La manzanilla es una planta medicinal que se caracteriza por sus pequeñas flores blancas parecidas a las de una margarita, de 1-2 cm de diámetro.
Las flores se pueden secar y convertirse en un té de hierbas con un sabor frutal. La manzanilla se caracteriza por tener propiedades antiinflamatorias y digestivas. Su nombre científico es Matricaria recutita o Matricaria chamomilla.
En las siguientes líneas te enseñamos paso a paso cómo cultivar esta planta. Atenta y toma nota.
1. Comienza el cultivo plantando semillas en pleno verano. Espolvorea unas pocas sobre la tierra de una maceta y cúbrelas con una delgada capa de vermiculita (mineral formado por silicatos).
2. Al pasar dos semanas, las semillas habrán germinado, elige el brote más fuerte y elimina los más débiles.
3. Trasplanta a una maceta de al menos 40 centímetros de diámetro. Evita colocar la manzanilla cerca de otras macetas para que no se dispersen.
4. Emplea un suelo suelto que permita un buen drenaje. Prepara la mezcla de dos partes de tierra negra con un poco de arena gruesa.
5. Coloca la maceta en el jardín o en interiores. Elige un sitio que reciba abundante luz solar pero sin que reciba los rayos solares directamente sobre la planta.
6. Los riegos deben de ser diarios para mantener un óptimo nivel de humedad en el sustrato.
7. Cuando la mayoría de las flores se hayan abierto será el momento oportuno para realizar la cosecha.
8. Recolecta solamente las flores que estén totalmente abiertas procurando no cortar hojas y tallos.
9. Deja a secar las flores sobre un papel en un sitio fresco y sombrío donde corra el aire.
10. Cuando finalices la cosecha de las flores, realiza una poda para dar nueva vida a la planta. Corta las puntas de los tallos que llevaban las flores.