Este actor fue una promesa en la época dorada del cine estadounidense. Sin embargo, algo ocurrió en su vida que lo marcó para siempre. Conoce AQUÍ todos los detalles y el enigma del ‘suicidio más largo de Hollywood’.
Únete al canal de Whatsapp de WapaMontgomery Clift fue un reconocido actor estadounidense quien gozó alguna vez de fama mundial. Sin embargo, estuvo marcado desde muy pequeño por un hecho que lo perseguiría hasta el final de sus días. Por otro lado, gozó de una belleza inusual para Hollywood y fue considerado como el ‘soltero más codiciado de América’. Una de las claves estaba en esa mirada melancólica que lo caracterizó y que rompió cono los cánones masculinos de los años 50.
Montgomery Clift sin duda mantuvo una interpretación actoral intimista que apelaba al dolor y sentimiento que no era expresado por los hombres de la época y del cual serían deudores actores como Paul Newman o James Dean.
Monty Clift, como era llamado por todos, debutó en el cine y ello no pudo ser más deslumbrante en la que coprotagonizó un ‘western’ en Río Rojo en el año 1948. Para la época fue una de las mejores cintas que se pudo haber grabado. Posteriormente se convertiría en todo un clásico que hasta hoy es visto por todos. Por otro lado, con dicha cinta, su carrera despegó de manera acelerada. Aunque fue con Los ángeles perdidos (1958, Fred Zinnemann), su primera película como protagonista, con la que logró ganarse el cariño del público.
Entre sus trabajos está sin duda una serie de películas como ‘Un lugar en el sol’ en el año 1951, fue otro de los títulos emblemáticos de su filmografía. Lo que es un hecho es que protagonizó dos películas con Elizabeth Taylor como ‘El árbol de la vida’ (1957) y ‘De repente el último verano’ (1959). Fue precisamente con ella con quien Clift más libremente pudo expresar su condición sexual y sus mayores inseguridades. Liz fue un apoyó fundamental para el actor, presente, incluso, en la que consideró la primera de sus dos muertes.
MÁS WAPA: Mira la impactante belleza de Bárbara Eden a sus 91 años: Mi bella genio jamás perdió la magia
Todo ocurrió la noche de mayo de 1956 cuando Monty Clift sufrió un terrible accidente. Si bien, él no murió algo se quebró dentro de él. Lo que sucedió es que en cierto modo él vio cómo luego de este suceso pudo apagarse el mundo ante sus ojos. Fue precisamente Elia Kanzan, uno de los profesores del Actor’s Studio, definió a Montgomery Clift como ‘el suicidio más largo en la historia de Hollywood’. Lo que es un hecho es que el actor se encontraba en el rodaje de ‘El árbol de la Vida’ junto a Elizabeth Taylor cuando su coche se empotró contra un poste de teléfono cuando salía de una fiesta de la casa de Liz Taylor con quien protagonizaba la mencionada película. El detalle es que su vehículo quedó destrozado mientras que Clift quedaba agonizando.
TE PUEDE INTERESAR: Gerardo Hemmer: 28 años de la trágica muerte del actor mexicano que Televisa trató de ocultar
TAMBIÉN PUEDES VER: ¿Quién es Cansu Dere y cómo alcanzó la fama la actriz turca desaparecida tras el terremoto de Turquía?
No, él sobrevivió gracias a Elizabeth Taylor. Cuando ocurrió el accidente todos pensaban que Monty correría la misma suerte de James Dean quien falleció a los 24 años en las mismas circunstancias, pero un año antes.
Lo cierto es que Elizabeth Taylor al conocer de dicho accidente no escatimó esfuerzos para poder salvar a su amigo. Abandonó su fiesta y se dirigió a la escena del accidente donde ni los fierros retorcidos del vehículo impidieron que ella auxiliara a Montgomery Clift. Él se encontraba al interior del coche destrozado ahogándose con dos dientes que se le habían incrustado en la garganta. Ella manualmente se las extrajo y le evitó una muerte segura a causa del ahogamiento.
El problema es que este accidente le causó una terrible parálisis facial pero en Estados Unidos la tecnología ya había avanzado y se le pudo hacer una cirugía plástica. Pese a la reconstrucción de su rostro, él dijo que no era capaz de reconocerse. Sin embargo, tras este suceso, él retomó las grabaciones de ‘El árbol de la vida’.
Desde entonces Montgomery Clift cayó en un espiral de decadencia. Sin embargo, cuando ocurre esto siempre es bueno contar con amigos de verdad. Clift tuvo suerte en ello ya que Elizabeth Taylor se convirtió en su único apoyo. Como siempre se ha dicho, en los momentos malos uno sabe con quien puede contar y quienes son amigos reales.
Liz Taylor movió a sus contactos para que Montgomery Clift siga dentro de la industria del cine pese a que muchos ya no querían que el siga trabajando por una serie de problemas que había protagonizado a lo largo de los años venideros tras el accidente sufrido. Liz Taylor en alguna oportunidad reconoció que Monty Clift se le insinuó, ella quiso casarse con él, pero pronto asumió que su amigo prefería a los hombres.
Otro de sus tormentos era su sexualidad. Todo hace indicar que Clift parecía no terminar de aceptar su homosexualidad y que incluso se castigaba por ello.
No obstante, como se dijo antes, el actor norteamericano pudo rodar títulos clásicos como: El baile de los malditos (1958), cinta por la que el actor se sentía especialmente orgulloso, y Los juicios de Nuremberg (Stanley Kramer, 1961), en la que aparecía durante unos escasos, pero memorables 10 minutos que luego tras su deceso pasarían a la eternidad.
Es aquí cuando la situación se tornó más tensa debido a los retrasos del actor, así como su carácter que ya se había tornado muy temperamental. Algo parecido le pasaba a Marilyn Monroe, con la que rodó curiosamente ‘Vidas rebeldes’, del director John Houston, en 1961. Marylyn murió en agosto de 1962 y el proceso de autodestrucción de Monty Clift concluyó el 23 de julio de 1966. Ese día fue hallado muerto en su apartamento por una oclusión de la arteria coronaria.