El 2022 representa el tercer año de la pandemia que enfrenta el Perú y la industria textil nacional es uno de los ámbitos más golpeados. Más aún si se tiene en cuenta la gran cantidad de material importado que llega a nuestro país.
Así lo explicó la presidenta de la Asociación Gamarra Perú, Susana Saldaña, quien lamentó que no haya un control por parte del Gobierno.
“Ha sido un año difícil. Consideramos que hubiera podido evitarse si se tomaban decisiones en el Ejecutivo en materia de salvaguardias. No soportamos más”, señaló.
Asimismo, el Instituto de Estudios Económicos y Sociales (IEES) de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), reveló que la producción peruana de confecciones ha registrado un crecimiento del 27.5% entre agosto (2021) y enero (2022) a comparación del año 2020.
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Sin embargo, aducen que este resultado es un rebote estadístico ya que las actividades económicas se paralizaron con la llegada del COVID-19. Es decir, la comparativa llega a un -24.2% si se observa el nivel prepandemia.
Según informó La República, el Gobierno de Francisco Sagasti le dio la espalda al gremio de productores textiles peruanos al momento de intervenir en el ingreso de prendas asiáticas.
Pese a que Indecopi recomendó ejecutar medidas privisionales por 200 días al observar una multiplicación de importaciones, en comparación de la producción local, esto no ocurrió.
“No se puede salir a mentir y decir que se pagarán precios más caros (por las salvaguardias) o que se afectará a la industria. Hay que destrabar mitos. Esto no es proteccionismo. Se importan prendas por debajo de un dólar y las venden a S/ 80, S/ 100. El costo de producción para las mismas prendas nos cuesta diferente”, agregó Saldaña.
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“El año pasado, con el incremento de precios de insumos por el alza del dólar y el ruido político, tuvimos que absorber nuestras ganancias para seguir subsistiendo", detalló.
En una entrevista concedida a La República, la gerente general de ComexPerú, Jessica Luna, refirió que el producto importado ha sido mal medido por lo que no se puede considerar que sea un perjuicio para la producción local.
"No se puede mezclar papas con camotes", comentó Luna para luego señalar que solo se elevó un 3% desde el año 2016 al año 2020.