Desde el próximo mes de marzo de 2022, tanto las universidades públicas y privadas tienen previsto reabrir sus instalaciones para que, de manera progresiva, se retorne a las clases semipresenciales.
La idea es brindarle el mayor énfasis a las especialidades de Ciencias de la Salud e Ingeniería. Eso sí, cada casa de estudio lo hará en una fecha distinta y bajo el proceso que decidan.
Asimismo, las universidades nacionales han coincidido en que los recursos destinados por el Gobierno, para garantizar el foro limitado, la conectividad y los laboratorios en este retorno, son insuficientes.
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Desde la Asociación Nacional de Universidades Públicas (Anupp) y las últimas gestiones realizadas en el Ministerio de Educación, se ha alertado que el proyecto de ley presupuesto 2022, elaborado por el despacho de Economía y Finanzas, otorga menos del 10% de lo solicitado para cubrir la semipresencialidad e impulso de la calidad educativa.
“Lo que peligra es la provisión del servicio en las estatales. Se corre el riesgo de que lo avanzado en estos años se pierda. Eso afecta a 360.000 alumnos”, expresó Jorge Mori, exdirector de educación superior universitaria (Digesu) del Minedu, quien fue el que formuló las propuestas.
A esto hay que agregarle que, a cuatro meses de la apertura, el Minedu aún no ha publicado la nueva normativa que deben de seguir las autoridades universitarias para ejecutar el regreso a la semipresencialidad.
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En tanto, el Ministerio de Salud aseguró que ya se ha entregado el protocolo respectivo a los rectores de las universidades. Sin embargo, ellos señalan que en la propuesta falta afinar las medidas a adoptar en comedores, bibliotecas y laboratorios.
La Universidad Mayor de San Marcos, que consta con alrededor de 40 mil alumnos, tiene previsto arrancar en marzo de 2022 con el 60% a 70% de su población, priorizando las clases de Ciencias Médicas y Básicas e Ingenerías. Mientras que la facultad de Ciencias Sociales y letras tendrá una mayor proporción no presencial, según indicó la rectora Jeri Ramón.
Por su parte, el rector de la Universidad Nacional Agraria La Molina, Américo Guevara, detalló que las facultades priorizarán los cursos más importantes para la labor semipresencial debido a la naturaleza de las carreras.
Debido a casi dos años de estar cerradas, las normas de bioseguridad vigentes emplazan a las universidades a acondicionar sus laboratorios, salones, entre otros ambientes para el ejercicio educativo.
“Eso implica habilitar más espacios, triplicar la cifra de docentes. También se tiene que asegurar la conectividad. Para la presencialidad se necesita un presupuesto fuerte, pero en vez de aumentar, ha disminuido”, expresó Jeri Ramón, quien también es presidenta de Anupp.
La propuesta para la semipresencialidad y calidad universitaria era de 894 millones de soles, sin embargo, el Ministerio de Economía y Finanzas asignó 87 millones de soles menos, es decir, menos del (10%) de lo requerido.
Es muy probable que las universidades privadas, ante el regimiento de los protocolos de seguridad, ejerzan una alza de las pensiones. “Se trabajará de forma híbrida y se hará inversiones. Según los costos, se verá si se mantiene los descuentos o lo suspenden. Dependerá de la capacidad económica de cada alumno”, comentó Iván Rodríguez, presidente de la Asociación de Universidades del Perú (ASUP).