Guabi, el veterano perrito que fue abandonado en una huaca limeña y hoy es embajador del patrimonio cultural

En el corazón del complejo arqueológico de Mateo Salado, ubicado entre los distritos limeños de Breña y Pueblo Libre, un habitante inesperado ha robado la atención de visitantes y trabajadores. Se trata de Guabi, un perrito que encontró refugio en este lugar histórico luego de ser abandonado por sus dueños hace varios años.

La historia de Guabi, compartida en un video que se volvió viral, refleja un mensaje de resiliencia y cuidado colectivo. "Hace muchos años, mis dueños me dejaron aquí en la huaca, pero los trabajadores me cuidan y alimentan", dice la voz en off que lo narra en primera persona. Este mensaje no solo narra su experiencia, sino que también hace un llamado al respeto y cuidado de los animales.

Guabi no es simplemente un perrito que vive entre los muros de tapial y las pirámides prehispánicas; es un símbolo vivo de cómo el pasado y el presente pueden converger en un espacio cultural. Este singular habitante ha asumido el papel de embajador no oficial del complejo, invitando a los visitantes a explorar la historia de Mateo Salado mientras reflexionan sobre el abandono animal.

Además, Guabi requiere cuidados especiales debido al desgaste de sus dientes, pero eso no le ha impedido convertirse en un anfitrión único para los turistas. Su presencia genera una conexión emocional entre el patrimonio histórico y las problemáticas actuales, demostrando que incluso los espacios más antiguos pueden ser relevantes para los desafíos modernos.

El complejo Mateo Salado, que se extiende sobre más de 16 hectáreas, es un testimonio del esplendor de la civilización Ychsma. Construido hacia el año 1100 d.C., este sitio fue posteriormente integrado a la red vial inca del Qhapaq Ñan, convirtiéndose en un centro estratégico para ceremonias religiosas y la administración del valle del Rímac.

Con la llegada de los colonizadores, Mateo Salado sufrió saqueos y abandono, pero su importancia fue reconocida oficialmente en 2001 cuando fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación. Desde entonces, esfuerzos de recuperación han restaurado tres de sus cinco pirámides principales, destacando su relevancia arqueológica.

Para quienes llegan al complejo arqueológico, la figura de Guabi agrega un toque único a su experiencia. Más allá de las majestuosas pirámides y la rica historia del lugar, los visitantes encuentran en este perrito una conexión emocional que enriquece su recorrido. Su historia es un recordatorio de que el cuidado colectivo y la empatía tienen un impacto duradero.

Guabi, en su rol como anfitrión, incluso "promociona" eventos culturales y educativos que se llevan a cabo en el lugar, mostrando cómo un sitio histórico puede estar en constante diálogo con el presente.

El caso de Guabi pone en evidencia una problemática global: el abandono animal. En una ciudad como Lima, donde los espacios públicos y los patrimonios culturales coexisten con diversas dinámicas sociales, su historia es un llamado a la responsabilidad. "Por favor, no dejen a sus animales abandonados", dice el mensaje del video, resaltando la importancia del cuidado y la empatía hacia los seres vivos.

Además, su presencia en Mateo Salado resalta cómo un espacio de memoria puede ser también un escenario para abordar temas contemporáneos, como el respeto por los animales y la convivencia armónica entre cultura y comunidad.

Visitar el complejo arqueológico de Mateo Salado es una oportunidad para sumergirse en la historia de la civilización Ychsma y el legado inca, mientras se exploran las actividades culturales y educativas que el lugar ofrece. Y, por supuesto, es la oportunidad perfecta para conocer a Guabi, el guardián peludo de las huacas, cuya historia nos recuerda que el pasado y el presente pueden coexistir en perfecta armonía.