Wapa, hoy te contamos una hermosa historia, de esas que harán que las lágrimas te broten a montones y tus sentimientos se descongelen ya que eres una romántica pero no lo demuestras. Dos niños fueron internados a la edad de 4 años por la misma enfermedad, se conocieron y luego 20 años más tarde ¡se casaron!
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Cameron y Emily se conocieron en 1995 cuando solo tenían 4 años y en circunstancias bastante especiales ya que ambos sufrían de la misma condición: Extrofia vesical, una enfermedad que afecta el aparato urogenital y para mayor coincidencia, los dos tenían fechas cercanas para operarse, como si el destino quisiera que se encontrara para formar algo especial.
Luego de varias citas en el hospital, intervenciones y demás procedimientos, ellos se volvieron muy buenos amigos. Aunque ellos no vivían cerca, siempre mantenían comunicación hasta luego de unos años, se enamoraron.
Nadie de sus familiares supo de este romance hasta en el 2012 cuando Cameron le pidió a Emily que se casara con él y sea parte de su vida por el resto de su vida. Ellos se casaron en el 2015 con una gran boda de ensueño.
Emily recientemente compartió el relato de su historia de amor en la página Love What Matters de Facebook, la cual acumula más de 18 mil reacciones y 600 compartidos. Wapa, seguro ya estás apunto de derramar algunas lágrimas, para hacerte más fácil el proceso te dejamos algunas declaraciones donde “Em” cuenta su historia.
“En 2006, después de muchos años de amistad, nos enamoramos. Pero yo podría decir que me enamoré de Cameron en 1995: fue la primera vez que me besó, en la Fundación Ronald McDonald. Nuestro amor no tenía límites, era un amor implacable. La gente en la secundaria pensaba que éramos unos tontos por estar en una relación a distancia, esperando el momento para comenzar nuestras vidas juntos. Les demostramos a todos que estaban equivocados. En noviembre de 2012, Cameron se arrodilló, sacó un anillo de su bota de vaquero y me pidió que fuese su esposa. Tres años después tuvimos la boda de nuestros sueños, compramos una casa y seguimos llenando nuestras vidas con amor y risas. Todo iba cada vez mejor, y yo pensé que esos días serían los mejores de mi vida…hasta octubre de 2016”.
“Me di cuenta de que estaba con un par de semanas de retraso, y me hice un test de embarazo mientras Cameron estaba en el trabajo. Como sospeché, un signo positivo apareció después de lo que sentí como horas de espera. Estaba muy contenta, pero a la vez asustada: ¿Acaso nuestro bebé tendrá extrofia vesical?”
“Encontramos a los mejores médicos y comenzamos a planear un embarazo absolutamente sano, con especial énfasis en encontrar la vejiga de nuestro bebé. En primer lugar, nuestro médico pensó que podía encontrar la vejiga con ultrasonido a la semana 14, pero no hubo suerte. Y a medida que fueron pasando las semanas sin éxito alguno, nos preparamos emocionalmente para la posibilidad de tener un bebé con extrofia vesical”.
“Un día antes de mi cumpleaños 26, el técnico de ultrasonido del hospital pasaba la máquina por mi estómago, y de repente escuchamos al médico decir: “Pare. ¡Ahí está la vejiga!”. La calma inundó mi cuerpo”
“En el día del parto, entré al hospital muy hinchada e incómoda (compararme con una familia de ballenas no estaba alejado de la realidad, en ese minuto). Nuestra princesa debutó en este mundo vía cesárea: Everleigh Grace pesó casi tres kilos de pura perfección”.
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“Aunque hubo minutos en que me preguntaba por qué Cameron y yo fuimos elegidos para soportar el dolor de una extrofia vesical, ahora lo entiendo. Lo viviría 100 veces más para ser gratificada con esta loca y hermosa vida, junto a mi increíble marido y mi bella hija”.