El daño que se produce en los nervios del sistema nervioso periférico, o en aquellos ubicados fuera del cerebro y la médula espinal, se conoce como una polineuropatía. Esta afección puede ser de corta o larga duración.
Dicha enfermedad puede ser el resultado de la exposición a insecticidas, medicamentos, cáncer o la COVID-19, generando complicaciones en pacientes críticos.
“Los síntomas de este desorden neurológico son: entumecimiento, debilidad, problemas para caminar, sensación de hormigueo, dolor y dificultad para tragar”, comenta la Dra. Lauren Meléndez, médico rehabilitador y coordinadora del centro de rehabilitación de la Municipalidad de San Borja.
En el contexto de la actual pandemia, la polineuropatía se ha convertido en la principal secuela en pacientes que permanecieron en UCI, producto de la infección por COVID-19.
Al afectar al sistema periférico, se daña una función específica, por lo que los síntomas dependen del tipo de nervios afectados. Los nervios se clasifican de la siguiente manera:
Si los nervios autónomos están afectados, los signos y síntomas pueden ser los siguientes:
Algunas de las causas pueden ser: enfermedades autoinmunitarias, diabetes, infecciones como la enfermedad de Lyme, herpes zóster, virus de Epstein-Barr, hepatitis B y C, lepra, difteria y VIH. También el alcoholismo, la mala alimentación, exposición a venenos, ciertos medicamentos, especialmente los que se usan para tratar el cáncer (quimioterapia), pueden producir neuropatía periférica.
"La fisioterapia es la piedra angular en el tratamiento de esta afección, ya que el tratamiento es multidisciplinario e incluye la estimulación nerviosa eléctrica transcutánea, la terapia kinésica, y la utilización de neuromoduladores, que pueden ayudar a las personas a vivir con los síntomas de la polineuropatía", remarcó la Dra. Meléndez.