Está comprobado que la granadilla, insumo de grandes propiedades, es una fruta muy apreciada por sus ingentes bondades nutricionales que la convierten en un superalimento que representa al Perú en calidad de "gran productor" y "exportador".
Llamada de manera científica como Passiflora ligularis, este sustento rico en vitaminas A, C, E y K guarda una estrecha relación con el maracuyá y también posee el dominio de "fruta de la pasión".
De forma circular y con una cáscara de color naranja, gruesa, compacta y lisa, la granadilla suele pesar 120 gramos en su madurez y es recomendada para combatir la acción de los radicales libres que afectan a las células del organismo y favorecen la aparición de enfermedades.
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Asimismo, el fruto aporta minerales como el calcio, fósforo, hierro, magnesio y potasio.
El consumo de granadilla favorece el tratamiento del insomnio y de la ansiedad, problemas de salud acentuados en esta pandemia por la COVID-19, dado que contiene flavonoides que sumados a las vitaminas del complejo B (B1, B2, B3 y B9) facilita el buen funcionamiento del sistema nervioso.
Al ser un superalimento altamente hidratante, este fruto ayuda a regular la presión arterial y el ritmo cardiaco, reduciendo significativamente las enfermedades cardiovasculares.
El consumo frecuente de granadilla es también muy recomendable para el adecuado crecimiento y desarrollo de los niños, dado que aporta vitaminas B1 y C que son antioxidantes. Además, las semillas tienen un gran contenido de fibra, lo que favorece el tránsito intestinal y la convierte en un estimulante digestivo y laxante natural, por lo que combate el estreñimiento.
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Su pulpa en forma de mucosa recubre y ayuda a aliviar las úlceras y los cólicos intestinales, así como controlar la acidez estomacal. Finalmente, la eficacia de la granadilla en los síntomas neurológicos y los sofocos asociados con la menopausia ha sido informada en algunos estudios.
Con información de Andina.