Las piras funerarias arden día y noche en los crematorios improvisados de Nueva Delhi, India. Apretadas, una al costado de la otra, dejan apenas un pequeño espacio para que los colaboradores puedan pasar a acomodar las maderas para prenderles fuego. Afuera, las ambulancias con cadáveres transitan las calles de la capital sin cesar.
India es el epicentro de la muerte y ahora se ubica en el tercer lugar del total de casos en el mundo, por debajo de Brasil y Estados Unidos. Cada día rompe un récord de nuevos contagios.
Para entender lo que viene ocurriendo en el segundo país más poblado del mundo (1,300 millones de habitantes, 39 veces más que Perú), es preciso señalar que la catástrofe sanitaria tiene diversos factores. Estos oscilan entre las malas decisiones del gobierno y el exceso de confianza de la ciudadanía.
El resultado ha sido demasiado inclemente: el subcontinente registra un promedio de 3,000 muertes diarias y acumula 19 millones de contagios (ayer hubo 392,488 infecciones y 24 horas antes 401,993 casos). En tanto, los fallecimientos sobrepasaron los 200,000 a comienzos de la semana pasada.
“Todo ha colapsado: el oxígeno, medicamentos, la gente está asustada. Los lugares de incineración están colapsados y la única opción que tiene la gente es cremar ellos mismos a sus familiares. Además, incinerar a una persona cuesta 100 dólares aproximadamente. ¿De dónde la gente humilde va a pagar ese dinero?”, narra a Perú21 Lourdes Campos, una compatriota que reside en Nueva Delhi desde hace 11 años.
Las imágenes que llegan desde la capital muestran extensos campos improvisados donde se creman decenas de cuerpos. Los más grandes permiten cerca de 50 cuerpos ardiendo al mismo tiempo. Pero es insuficiente. En Nueva Delhi las cifras oficiales indican que al día mueren alrededor de 600 personas, aunque se debate sobre los posibles decesos no contabilizados.
“Hemos sido demasiado optimistas y bajamos la guardia”, explica a "El País" Lancelot Pinto, epidemiólogo del Hospital Nacional Hinduja de Bombay. El especialista resume así el relajamiento de las medidas por parte del gobierno desde que terminó la primera ola COVID-19 en enero.
La mayoría de las empresas reabrieron casi por completo y los comercios comenzaron a atender como si la pandemia hubiera concluido. Por su parte, el gobierno culpa del resurgimiento principalmente al hacinamiento y la renuencia de la población a usar mascarillas. “Muchas personas viven del día a día. La gente si bien no moría por el virus, terminaba muriendo de hambre. Muchos negocios quebraron, entonces el gobierno optó por abrirlos”, explica Lourdes Campos.
Las medidas sanitarias para combatir a la pandemia, según la OMS y especialistas en el mundo, son las siguientes: el uso de mascarillas, el distanciamiento social, el correcto lavado de manos y la utilización de alcohol en el caso que no haya jabón o lavatorio cerca. Estas indicaciones han sido olvidadas en India, según reportan los médicos infectólogos.