En medio de la lucha contra la pandemia del nuevo coronavirus, la acción de un farmacéutico puso de cabeza a la Policía de Grafton, Wisconsin, Estados Unidos. El hombre descongeló "intencionadamente" más de 500 dosis de la vacuna de Moderna contra la COVID-19,
El profesional de la salud, que trabajaba en un hospital, sacó las dosis de refrigeración la semana pasada y el centro de salud administró algunas de ellas antes de darse cuenta de que se habían "tirado al tacho" el resto, según informó el centro médico Advocate Aurora Health.
El detenido admitió que había sacado intencionadamente del refrigerador esas dosis de la vacuna de la farmacéutica Moderna, que recomienda conservar sus viales a una temperatura de -20 grados centígrados, algo que debe ser cumplido al pie de la letra para que la inoculación sea efectiva.
El Buró Federal de Investigaciones (FBI, en inglés), la Agencia de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, en inglés) y la Policía local de Grafton están investigando el caso, y todavía no aclararon cuál fue el motivo que orilló al farmacéutico a descongelar tantas dosis de la vacuna contra la COVID-19.
El farmacéutico enfrentará posibles cargos que tienen penas de cárcel, como los de poner en peligro la seguridad ajena en primer grado, adulterar un medicamento con receta y causar daños criminales a una propiedad.
El exempleado del hospital quitó la refrigeración durante dos noches consecutivas, las del 24 y 25 de diciembre del año pasado, y fue el sábado 26 cuando personal del nosocomio se dio cuenta de que habían estado a temperatura ambiente y las desechó, así informó el presidente del grupo médico Aurora, Jeff Bahr.
Los trabajadores del hospital administraron 57 de esas dosis antes de darse cuenta del problema, y notificaron a los pacientes que las recibieron de que las vacunas que les suministraron no son dañinas, pero sí pueden ser "menos eficaces o no tener eficacia", afirmó Bahr en una rueda de prensa.
Bahr no aclaró si esas 57 personas -que según medios locales son probablemente trabajadores médicos del propio hospital- recibirán nuevas dosis de la vacuna, y subrayó que habían despedido al farmacéutico.
El hecho se conoce en un momento en el que los expertos en salud pública están muy preocupados por la lentitud en la implementación de la campaña de vacunación en EE.UU., que comenzó el 14 de diciembre.
Hasta finales del 2020, menos de 2,8 millones de personas habían recibido la primera dosis de la vacuna contra el nuevo coronavirus, apenas el 14 % de los 20 millones de estadounidenses que el Gobierno planeaba inmunizar antes de que terminara diciembre.
Las autoridades sanitarias reconocieron que ese balance es "decepcionante", y algunos expertos advierten de que, como las vacunas solo deberían almacenarse durante 30 días en los congeladores portátiles en los que se distribuyen, es posible que miles de viales expiren a finales de enero.
"¿Hemos llegado hasta aquí para dejar que las vacunas se nos estropeen en los congeladores?", se preguntó este viernes el diario The New York Times en un editorial, en el que tachó de "fracaso extraordinario" la posibilidad de que esos viales expiren antes de ser administrados. Con información de EFE.