No a todas las personas les gusta realizar las tareas de hogar y tienen mayor afinidad con el trabajo externo, estudiar u otras actividades. Sin embargo, un nuevo estudio científico sostiene que barrer, lavar los platos, sacar el polvo, tender la ropa, planchar o pasar el trapo de piso, ayudan a mantener el cerebro joven.
Sí, así como lo lees. El estudio científico publicado en la revista Jama Network Open, y compartido en el portal TN, explica que, si bien las tareas del hogar no son una actividad física demasiado intensa, pero ayudan a la persona a mantenerse activa, algo necesario para cuidar la salud.
"Los resultados de nuestro trabajo no descartan la actividad física moderada como algo importante para un envejecimiento saludable. Simplemente agregamos a la ciencia que un ejercicio poco exigente y breve también podría ser elemental para el cerebro", explicó Nicole Spartarno, autora principal de la investigación realizada en la Universidad de Boston.
Para llegar a esta conclusión, el equipo de investigación realizó un análisis de las actividades cotidianas de los 2.354 adultos de mediana edad y posteriormente se les realizaron escáneres cerebrales.
Dentro de ello, los investigadores fue calcular el volumen del cerebro de los participantes, en el que descubrieron que cada hora adicional de actividad física ligera por día se vinculó con un volumen cerebral un 0,22% mayor. Aquellos que dieron al menos 10 mil pasos cada jornada obtuvieron aún mejores resultados, con un aumento del 0.35% en comparación con los que solo realizaron 5 mil.
Si bien las actividades más intensas se relacionaron con volúmenes cerebrales más altos, el equipo sostuvo que un análisis más detallado sugiere que esto podría ser simplemente porque estas personas también realizaron un ejercicio más moderado. Es decir, que es la combinación de ambos tipos lo que es más beneficioso.
De todas formas, los investigadores relativizaron sus conclusiones al considerar que el tiempo de estudio no fue muy prolongado, fue solo en varones blancos y no se pudo probar que la causa y el efecto. Asimismo, no analizaron el impacto de diferentes niveles de actividad en el riesgo de demencia, aunque se sabe que el ejercicio reduce las chances de tales condiciones.