En cualquiera de los sentidos consumir drogas siempre es perjudicial. Pero, el daño se incrementa cuando el consumo es antes de llegar a la edad adulta, esto debido a que repercute negativamente en el desarrollo del cerebro.
El jefe del Departamento de Enfermedades Neurodegenerativas del Instituto Nacional de Ciencias Neurológicas (INCN) del Ministerio de Salud (Minsa), Danilo Sánchez, mencionó que cuando el consumo de drogas se presenta en etapas tempranas de la vida, las alteraciones neuronales son más significativas y los daños más severos.
Asimismo, indicó que estos daños se manifiestan con características como el cambio de personalidad, alteraciones del pensamiento y cuadros psicóticos, los cuales deben ser tomados en cuenta.
Las personas que consumen drogas, si bien la experiencia les genera bienestar, el sistema de recompensa que se activa es de modo artificial, lo que transforma el funcionamiento natural del cerebro y sus redes neuronales, les provoca daños que será mayor e irreparable si se da en etapas tempranas: niñez, adolescencia y juventud.
El experto explicó que las personas que consumen drogas, como la marihuana, cocaína, heroína, morfina y anfetaminas, enfrentan transformaciones de los circuitos neuronales y, por lo tanto, también de la bioquímica cerebral: dopamina, serotonina, noradrenalina y endorfinas.
“Estas transformaciones provocan cambios predominantes en las áreas prefrontal, ganglios basales y el tálamo, centros que regulan la conducta humana”, puntualizó.
En ese sentido, dijo que las consecuencias se advierten desde la pérdida del control de los impulsos, así como en los cambios de comportamiento y pensamiento hasta la aparición de cuadros de desmotivación y desinterés por todo.
“Estos cambios funcionales luego se convierten en estructurales haciéndose irreversibles”, advirtió el neurólogo.
En relación a la función del cerebro ante estas situaciones, precisó que este se activa por la experiencia del ser humano y su relación con el medio ambiente -que es la base del aprendizaje- los cuales consolidan las redes neuronales de manera natural, de acuerdo a las vivencias de cada persona, y establecen mecanismos de recompensa que generan estados de bienestar y satisfacción.
Consideró importante que las instituciones públicas, privadas y la comunidad en general, sumen esfuerzos para que, a través del sistema educativo, se articulen mecanismos de protección a los niños, adolescentes y jóvenes, a fin de evitar el consumo de drogas, ya que los efectos en ellos resultan devastadores.
“Este esfuerzo conlleva a que se implemente una atención sanitaria especial, que implica ofrecer apoyo psicológico, psiquiátrico, neurológico y social a los afectados y sus familias”, recalcó.