Seguramente en más de una ocasión has escuchado decir que beber una copa de vino al día es bueno para salud. Pues, lamentamos romper tu corazón, pero no es verdad. De acuerdo a diversos estudios, el alcohol contiene un alto porcentajes de compuestos químicos que pueden producir serios daños en tu organismo si lo tomas a menudo o con moderación. Sí, aunque no lo creas.
Por esta razón y para que ya no vivas engañada, te presentamos siete efectos que ocurren en tu cuerpo cuando bebes alcohol con moderación. ¡Te sorprenderás!
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Cuando el alcohol llega a la sangre, se produce una reducción de los azúcares naturales presentes en el flujo sanguíneo, causando que te sientas débil y fatigado. Además, provoca una aceleración del pulso y un aumento de la actividad cardiaca.
Cabe señalar que, de acuerdo a algunos informes en la salud, las calorías presentes en las bebidas alcohólicas, como por ejemplo una cerveza es equivalente a tres paquetes de galletas de chocolates. Lo que aumenta el riesgo de padecer ataques cardiacos.
Muchos afirman que este sería la clave para la eterna juventud. Aunque no está del todo comprobado, lo que sí se sabe es que su consumo alterna la circulación de la sangre, provocando más sudoración.
Si el alcohol presente en la bebida es muy elevado, tendrás más dificultades para respirar, lo que, por consiguiente, afectará el buen funcionamiento de tus pulmones.
Se dice que el vino puede mejorar la digestión de los alimentos, sobre todo en aquellas personas que sufren de estreñimiento. Sin embargo, cuando se hace con exceso, las sustancias presentes pueden causar erosiones en la mucosa del estómago, produciendo ardor estomacal e irritación gástrica.
Muchos estudios han demostrado que una alta ingesta de alcohol disminuye la memoria, el autocontrol y la capacidad de concentración.
Ya sabemos que este es uno de los órganos más afectados por su consumo. Uno de los síntomas más comunes producidos por un hígado dañado son las náuseas, dolor de cabeza y vómitos. El daño hepático es una de las enfermedades más comunes.
Hace que el organismo elimine más agua de la que se ingiere. Según diversos expertos, al no haber más reservas, el alcohol provoca que las meninges, unas membranas que cubren el cerebro, pierdan líquidos, causando mayor dolor de cabeza.