De acuerdo a La Dirección General de Donaciones, Trasplantes y Banco de Sangre, del Ministerio de Salud (MINSA), solo en enero del 2018, 16 personas recibieron trasplantes de riñón, mientras que en el mismo periodo del año pasado se realizaron cuatro operaciones.
A pesar de que existe una mejoría en cuanto a donaciones, es importante mencionar que de los peruanos que reciben atención médica en hospitales del MINSA, EsSalud y en el Instituto de Trasplante de Órganos y Tejidos de las Fuerzas Armadas y Policiales, son 877 personas que requieren un trasplante de riñón.
El doctor Diego C. Reino, cirujano de trasplante y hepatobiliar de Cleveland Clinic Florida, destaca la importancia de fomentar el trasplante de donante vivo.
“En el gremio médico existe unanimidad en que la mejor supervivencia de injertos y trasplantes es cuando el riñón procede de un donante vivo.”
“Las razones son múltiples, entre ellas, el hecho de programar una intervención quirúrgica en la que tanto donante como receptor lleguen en una situación óptima y, además, garantizar una alta calidad de los órganos trasplantados para beneficiar a receptores de menor edad”.
Este tipo de donación se divide en dos, la donación directa, donde el donante y receptor tienen algún vínculo afectivo y la donación indirecta que por ejemplo se da cuando hay un intercambio de donantes o trasplante cruzado, que en la mayoría de casos es porque no hubo compatibilidad con el donante original.
También se refiere a los donantes altruistas, quienes seden uno de sus riñones a la sociedad sin conocer a la persona a la que le será implantado.
El especialista indicó que las causas principales que derivan en algún daño permanente en el riñón en adultos son la diabetes y la hipertensión arterial.
Ambos padecimientos asociados a la mala alimentación, sobrepeso y obesidad, mientras que en los niños son defectos de nacimiento, malformaciones congénitas y otros padecimientos hereditarios.
Asimismo, el doctor de Cleveland Clinic Florida precisó que la diálisis no cura las enfermedades del riñón, no obstante, de acuerdo a su nivel de complejidad, sería necesario optar por este tratamiento por el resto de vida.
Por otro lado, si el paciente desea, y el médico califica como buen candidato a la persona, se puede realizar un trasplante de riñón.
Cuando los riñones fallan, los desechos dañinos y el exceso de líquido se acumulan en el cuerpo ocasionando graves alteraciones en el organismo, la presión arterial puede elevarse, el cuerpo retiene exceso de líquido y no produce suficientes glóbulos rojos.
Donar un riñón no afecta la esperanza de vida del donante y no aumenta el riesgo de problemas renales en el futuro, indica el doctor Reino.
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El regalo de un riñón puede mejorar significativamente la salud y el estilo de vida de la persona que lo recibe y puede ser una experiencia muy gratificante para el donante.