Muchas tendencias de maquillaje de los años 50’s que vimos en Marilyn Monroe, Grace Kelly o Audrey Hepburn, siguen estando vigentes hasta el día de hoy por distintos motivos: nos hacen lucir poderosas, aumentan nuestro sex appeal y conservan el toque sofisticado.
Te invitamos a que conozcas las trends de las que te estamos hablando para las tengas en la mira y las uses a la hora de maquillarte.
El icónico delineado de gato de los 50’s ha perdurado hasta el 2019 en su versión más oscura, clásica, marcada y con cola pronunciada. No ha dejado de ser un básico en el maquillaje, ya que enfatiza la mirada con un toque seductor y alargado.
La piel matizada y con aspecto saludable era tendencia en la década de los cincuenta y lo podemos comprobar en las sesiones de foto de mujeres que han dejado huella en la industria de la belleza, como Elizabeth Taylor y Audrey Hepburn. Hoy en día, el terminado sin brillo también es atractivo e incluso, promete dominar el 2020.
Sí, los cafés, ladrillo y bronces dominaban en los 50's (principalmente en ojos y mejillas), como seguramente recordarás a Grace Kelly o a Jacqueline Kennedy. Esta gama de color es sutil y define las dimensiones del rostro para lucir más hermosas “naturalmente”.
El labial rojo es una de las definiciones de belleza de los años 50, en acabado mate o brillante, respetando siempre el grueso de los labios. Con el paso de los años, su uso en el maquillaje se ha atribuido como un rasgo clásico, sexy y elegante, que apostamos será un must siempre.
Las cejas se convirtieron en el marco del rostro en los cincuentas, pues se llevaban limpias, pobladas y con un grosor natural. Además, se rellenaban y definían a fin de crear ángulos favorecedores para armonizar la cara y dar un extra de sensualidad.
Durante esta mitad del siglo fue cuando empezaron a introducirse las sombras de color en los párpados, con pigmentos turquesa, verde, azul y melocotón. Esta semejanza se ha vuelto cada vez más evidente con las tendencias que se han visto en las últimas semanas de la moda, como la propuesta de Richard Quinn, en el London Fashion Week.