Chanel se rejuveneció en la pasarela parisina, donde estrenó una colección primavera-verano juvenil y ligera, rica en pantalones cortos, mallas ajustadas, prendas brillantes con tejidos metalizados y falditas de vuelo inspiradas en el cancán francés. El broche lo puso una infiltra que saltó a la pasarela durante el carrusel final.
Virginie Viard va imponiendo su sello en un Chanel mucho menos rococó de lo que acostumbraba el alemán, Karl Lagerfeld, y también menos inclinado hacia el marketing: las modelos desfilaron en su mayoría sin bolsos, no hubo llamativos accesorios ni una joyería exagerada.
Siluetas más fluidas con vestidos de seda casi transparentes y que se mueven como si se tratase de humo y zapatos planos con una discreta sandalia negra de tacón bajo y pedrería en la parte delantera. Incluso la confección en "tweed", el tejido estrella de la casa, fue más suave que de costumbre.
Los colores no salieron apenas del negro y el blanco, con algunos toques en rojo, especialmente en una chaqueta larga combinada con mallas negras y un estilismo formado por vaqueros y chaqueta blanca y roja.
El jean también fue otra apuesta, abombado en los pantalones y redondeado en una cazadora decorada con volantes de encaje.
Pero que no hubiese accesorios estrella no quiere decir que Viard no vaya a dar a la marca los bombazos comerciales de cada temporada: los pantalones cortos en malla ajustados sobre medias negras, estilo años 60, prometen en convertirse en un éxito, así como los minis en colores metalizados.
Las bermudas denim y los monos, también cortos, en "tweed", transformaron el estilo de Chanel en clave más casual y sensual.
El desfile, en el que se presentó la línea "prêt-à-porter" primavera-verano 2020, se celebró en el Grand Palais, con su emblemático techo acristalado, donde la marca recreó los nostálgicos tejados de los edificios Haussmanianos de París.
Por sus placas desfilaron modelos tan jóvenes que la colección parecía creada para adolescentes. Entre el elenco destacó Kaia Gerber, la hija de Cindy Crawford que acaba de cumplir 18 años convertida ya en "top", Rebecca Longendyke o Rianne Van Rompaey.
Gigi Hadid, además de desfilar, tuvo que intervenir cuando la cómica francesa Marie S'Infiltre se coló en el carrusel final vestida al estilo Chanel. La espontánea logró desfilar con el resto ante la mirada impotente de la seguridad, que no subió a la pasarela para no estropear el espectáculo, por lo que fueron las propias modelos -lideradas por Hadid- las que consiguieron sacarla del escenario.
EFE