La historia de esta cachorra inspira amor y lucha constante. La pequeña perra fue encontrada en una caja de cartón, en la puerta del hogar de un veterinario, en Saint John (Antigua y Barbuda). Desde entonces encantó a cada corazón que conoció, enamorando con su ternura y las ganas de vivir.
Ella nació en las calles y sin sus ojos, padeciendo de estrabismo permanente. Pasó por varios procesos hasta que finalmente fue adoptada, recibiendo su primera oportunidad con una familia. Fue bautizada como Faith (Fe).
Cuando el veterinario en Saint John halló a la pequeña, inmediatamente se puso en contacto con una organización animalista de la ciudad. Ellos recogieron a la perrita y se hicieron cargo de su futuro. Estaba desnutrida, sin sus ojitos y con pocas ganas de darle lucha a las adversidades.
Ellos sabían que podían darle una mejor vida, que alguien se enamoraría (tal como ellos mismos) de ese tierno rostro. "Normalmente un perro con necesidades especiales como Faith sería sacrificada inmediatamente en las islas", explicó inicialmente Kate Venezia, la madre adoptiva de Faith, a The Dodo
(Foto: Kate Venezia)
"Hay pocos adoptantes y no hay dinero para el cuidado. Dogs and Cats of Antigua la acogió, le pagó las facturas del veterinario e incluso convenció al gobierno de que la dejara volar temprano para que pudiera recibir la atención médica adecuada en los EE. UU", explicó la joven.
En un abrir y cerrar de ojos la pequeña ya estaba siendo trasladada a Estados Unidos, para recibir atención médica y buscarle un hogar. Llegó a la ciudad de New York, donde fue evaluada completamente y puesta en adopción.
(Foto: Kate Venezia)
"Era bastante intrépida, pero definitivamente encontró su camino olfateando y chocando con cosas. Nada la desconcierta. Si golpea algo, simplemente vuelve a saltar y sigue adelante", manifiesta la mamá humana de Fe.
"Ella puede sentir si estoy cerca. Ella levantará la nariz en el aire y husmeará para tratar de encontrarme. En el interior, correrá hacia alguien si puede oírlo hacer un sonido en la otra habitación", narró Kate Venezia.
(Foto: Kate Venezia)
Viajó muchísimos kilómetros, sin saber que futuro le depararía. Ahora ha encontrado una familia, una madre humana y muchísimo amor, ese sentimiento que nunca debe faltarle a alguien. La ceguera no le quitará sus ganas de vivir feliz en su nuevo hogar.