La buena noticia para el sector turístico es que, tras el duro golpe sufrido con el covid-19, el mercado ya muestra claros signos de recuperación. La mala noticia es que esta recuperación está segmentada: los viajes de ocio están regresando con fuerza, pero el turismo de reuniones amarga con números bajos y retornos lentos.
Si bien la pandemia ha provocado una crisis sin precedentes en el turismo de ocio, lo que ha dejado en el turismo corporativo es devastador, con casi el 90% de los viajes cancelados. En comparación, según la consultora PwC, la caída de los viajes corporativos a grandes eventos en 2008, durante la gran depresión económica, fue del 8%; en 2001, en el contexto del atentado del 11 de septiembre en Nueva York, fue del 11%.
Para el especialista Thomas Allier, CEO y cofundador del buscador de vuelos Viajala.com.pe, el covid provocó una revolución en la forma de hacer turismo que impactó mucho más al sector empresarial. La empresa acaba de lanzar su Barómetro 2021, que hace un diagnóstico del sector de viajes en este momento post-covid. “El turismo de ocio se detuvo durante este tiempo, pero se está retomando porque la motivación, ya sea para descansar, descubrir un nuevo lugar, aventurarse, sigue existiendo”, explica. "Mientras tanto, la motivación del turismo corporativo, que era el trabajo, las reuniones, fue apaciguada por el medio online y el encuentro presencial ya no es una necesidad."
Según una encuesta de la red estadounidense Bloomberg a 45 grandes empresas de Estados Unidos, Europa y Asia, publicada en agosto, el 84% dijo que tiene la intención de gastar menos en viajes en el período posterior a la pandemia. "La alta productividad del home office cambiará la forma en que los dueños de empresas evalúan la necesidad de viaje de sus ejecutivos", dice Allier. "Reducirlas es una forma de ahorrar y posicionar a la empresa frente a la crisis climática, a favor del medio ambiente, recortando posibles emisiones de carbono.”
Hasta 2019, los viajes corporativos tradicionales solían seguir un itinerario fijo: pasajes compradas sin ninguna anticipación, con altos márgenes de ganancia para la aerolínea (que podrían costar cinco, diez veces más que cuando comprados con anticipación) y viajes cortos, de unos pocos días o incluso con ida y vuelta en el mismo día. Era un tipo de turismo que solía durar el tiempo de las reuniones que estaban programadas en el destino.
El turismo de negocios no está muerto, ni de lejos. Pero está cambiando. La pandemia combinada con el boom de las startups y el estilo de vida de los nómadas digitales, personas que trabajan con internet y pueden vivir en cualquier lugar, son algunos de los responsables de esto. “Se habla de nómadas digitales desde hace una década, pero en la pandemia, este estilo de vida permitió acceso a nuevas áreas de actividad y se convirtió en una posibilidad para la mayoría de las personas, incluso profesores y funcionarios públicos, por ejemplo, que empezaron a trabajar a través de internet”, señala Allier.
Pero el nuevo viajero corporativo generalmente tiene otras aspiraciones: los nómadas digitales y los ejecutivos de startups organizan viajes con más calma, basados en la relación calidad-precio, y prefieren pasar períodos más largos en el destino o para sentirse parte de la vida local, o para establecer contactos en profundidad y prospectar posibilidades comerciales a largo plazo. Mientras eso significa una bajada para las empresas de turismo tradicional, hay una oportunidad para otros formatos como hostales, casas de temporada y espacios de co-living. En la plataforma de alquiler Airbnb, hoy el 20% de las reservas son para estadías largas, de más de 30 días. “Es como si cambiamos el término de 'business travel' a 'business lifestyle', en el que hay una mayor combinación de negocios con ocio, con experiencia”, apunta.
Uno de los mayores retos del sector es que, si bien este nuevo 'business lifestyle' es una fuerte tendencia para los próximos meses, no resulta tan ventajoso para las empresas turísticas tradicionales y aerolíneas. También según PwC, en tiempos normales, los viajeros corporativos representan el 12% de los pasajeros transportados, pero representan más de la mitad de los ingresos, alcanzando el 75% para algunas empresas. Según el ejecutivo de Viajala, "esto se debe a que el turismo de reuniones es más estable, sin temporada baja, y opera con mayores márgenes de ganancia." Además de la compra de pasajes más caras, también existen gastos relacionados con este tipo de viajes, como clase ejecutiva, tarjeta de crédito de la aerolínea para acumular millas y salas VIP en aeropuertos.
Antes de la pandemia, Perú recibía medio millón de turistas de negocios al año. Después de más de un año, el gobierno peruano autorizó en junio la realización de eventos empresariales y profesionales. Para Allier, es posible que el turismo corporativo clásico no vuelva a los niveles del 2019, pero aún queda mucho margen de recuperación.
“Una de las principales pérdidas fue la fuerte caída de los viajes internacionales, ya que Estados Unidos es el principal destino de los viajes ejecutivos, y el reciente anuncio de la liberación de extranjeros vacunados para ingresar va a ser un cambio importante."
Otra posibilidad es que el sector fomente la realización de eventos corporativos en formato híbrido, con participación online y presencial. Este tipo de turismo sufrió un impacto aún mayor, ya que las grandes ferias, congresos y conferencias fueron canceladas en masa. Aunque los eventos online tienen sus ventajas, al ser más accesibles y plurales, el contacto cercano con otros profesionales siempre se ha considerado un gran diferencial.
“El turismo para eventos corporativos debe tardar más en recuperarse, porque prevé espacios cerrados y aglomeraciones, pero, por otro lado, tiene más posibilidades de hacerlo, porque su formato presencial ofrece más opciones de networking”, concluye el CEO de Viajala.