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25 Feb 2020 | 16:53 h

La vez que la NASA envió música al espacio para contactar vida alienígena

Carl Sagan se encargó de recopilar lo que se llamaría el Disco de Oro, donde incluyó canciones de Beethoven, Chuck Berry y hasta lenguaje cetáceo.

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    En un futuro nada lejano, tal vez mañana o dentro de 10 años, alguna civilización extraterrestre sabrá más de nuestra existencia, gustos musicales y, quien sabe, tratará de comunicarse con nosotros gracias a Carl Sagan.

    El astrónomo y divulgador científico estadounidense se encargó en 1977, por pedido expreso de la NASA, en recopilar en un solo disco, de hora y media de duración, un conjunto de sonidos y músicas que identificaran a la humanidad.

    Su recopilación recibió el nombre de Disco de Oro y fue adherido a un lado de la sonda Voyager, un dispositivo artificial que se envía al espacio con el fin de estudiar distintos cuerpos de la Vía Láctea, con el propósito de ser hallado en planetas exteriores a nuestro sistema solar.

    “Las posibilidades de que una civilización extraterrestre encuentre a las sondas Voyager en el inmenso vacío del espacio son muy pequeñas —algunos dirían que infinitesimales— pero nosotros tomamos el trabajo muy en serio", recuerda Ann Druyan, miembro del equipo comandado por Sagan. "Desde el momento en el que Carl describió el proyecto a Tim Ferris y a mí, lo percibimos como mítico".

    El contenido exacto del Disco de Oro

    Las sondas Voyager llevarían una selección de la mejor música de la Tierra, una galería de fotos de nuestro planeta y de sus habitantes y un ensayo sobre sonidos terrestres, tanto naturales como tecnológicos, con soporte de audio.

    Entre la música occidental, se escogieron la 5ta. sinfonía de Beethoven y Johnny B. Goode, de Chuck Berry; un grupo de canciones selectas de Jefferson Starship quedaron descartadas.

    Mientra que la canción Here Comes the Sun, de The Beatles no pudo ser incluida por problemas legales con la disquera, pese a que el famoso Cuarteto de Liverpool estaba de acuerdo en que su música sea escuchada por oídos no humanos.

    Fuera de la música, Sagan le pidió a un grupo de alumnos y profesores de la Universidad de Cornell armar un conjunto representativo de saludos cortos. El idioma sumerio fue el primero en grabarse, ya que es uno de los más antiguos que conocemos.

    En total, la sonda Voyager despegó con 118 fotografías, 90 minutos de música, saludos en 55 idiomas humanos, un lenguaje de ballenas, un ensayo con soporte de audio que contenía desde pozos de lodo burbujeantes hasta perros ladrando y el estruendoso despegue de un cohete Saturno V, un extraordinariamente poético saludo del Secretario General de las Naciones Unidas y las ondas cerebrales de una joven mujer enamorada.

    ¿Los extraterrestres nos podrán escuchar?

    Lo primero que escucharan los extraterrestres si llegan a encontrar las sondas Voyager, será una docena de músicos, artistas, ballenas, perros, grillos, ingenieros y gente trabajadora común.

    Sin embargo, se ha hecho de público conocimiento que nosotros, el ser humano, está más cerca de encontrar las sondas que los propios extraterrestres. Solo el tiempo y la tecnología nos permitirá alcanzar y recuperar las distintas sondas.