Desde tiempos inmemoriales, la sal ha sido usada por grandes culturas. Los griegos la comenzaron a usar como condimento y para conservar los alimentos, mientras que los romanos la utilizaban como una forma de pago a los soldados y recibía el nombre de salarium, así surgió la palabra salario.
De a pocos, la sal se hizo conocida por su aplicación al área alimenticia y sus múltiples usos industriales. Sin embargo, también se le otorgaron propiedades espirituales.
En la antigüedad, la sal era empleada para proteger a un individuo contra las fuerzas desconocidas que pudieran causarle daños. Incluso puede llegar a ser de mal augurio.
Alrededor del mundo existen distintas creencias sobre la sal, la pueden considerar de buena suerte o mala suerte. Por ejemplo, en la actualidad la gente aún continúa tirándose sal sobre el hombre izquierdo con la mano derecha, pero… ¿por qué lo hacen?
Todos hemos visto que una persona se tire un puñado de sal sobre su hombro después de dejarla caer en la mano para ahuyentar la mala fortuna. Esta superstición ha existido desde la antigüedad en distintas partes del mundo, y aún es aplicada hoy en día.
Vamos por partes, y es que este gesto se realiza ante otro que también involucra a la sal. Una explicación del mal agüero que produce la sal puede encontrarse en la pintura “La última cena” de Leonardo Da Vinci. Esta obra de arte muestra a Judas Iscariote derramando un salero sobre la mesa la cual podría simbolizar la traición que se llevó a cabo con Jesucristo.
Desde entonces, la superstición dicta que quien derrame sal, deba lanzar una pizca de sal sobre su hombro para cegar al demonio y protegerse del mal que podría causar.
De otro lado, desde la Edad Media se cree que no debe faltar nunca en la mesa un salero, pues la ausencia de sal se consideraba un mal presagio, y el dejarla caer en compañía era señal de mala suerte.
Se podría deducir que al representar la sal un bien tan relevante y esencial para la vida humana, es que surgen las supersticiones en torno a acciones que puedan interpretarse como desperdicio de ésta; de ahí que el tirarla sea señal de mal agüero.