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29 Ago 2018 | 10:57 h

San Antonio: Conoce más sobre el santo del amor

Existe una creencia sobre San Antonio, que si lo pones de cabeza, te ayudaría a encontrar el amor verdadero. ¿Ustedes qué opinan?

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    ¿Por qué se pone de cabeza a San Antonio de Padua?

    En alguna ocasión hemos escuchado sobre el poder de algunos santos y dentro de estas creencias existe uno que habla del amor y cómo nos podría ayudar a encontrar nuestra media naranja.

    Pues según muchos afirman, San Antonio de Padua es el encargado de unir corazones y formar aquellos romances imposibles. Para eso solo tendrías que ponerlo de cabeza y pedir con mucha devoción lo que quieres que te conceda en el ámbito sentimental.

    Cuando San Antonio ya haya cumplido el pedido, la figura se regresa a su posición habitual. Pero para que esto sea más efectivo puedes escribir una carta que tenga los detalles y las cualidades de la pareja que estás buscando. Sí, aunque no lo crean, sería así de efectivo.

    Pero ¿por qué se pone de cabeza? Esto se hace para restablecer el orden perdido, a esto se le suma la frase que dijo Juan da Fidanza, quien fue canonizado como San Buenaventura: "Acude con confianza a Antonio, que hace milagros, y él te conseguirá lo que buscas".

    Cuenta la historia que lo primero que tienes que hacer es conseguir una imagen de San Antonio, no importa el tamaño ni el material.

    Coloca esta imagen de cabeza en un lugar secreto. Luego debes de ir a una iglesia donde esté San Antonio y deberás dejar como ofrenda trece monedas, las cuales representan a tus 13 peticiones.

    Una vez que dejaste las monedas, debes de dar trece vueltas a la fuente de la iglesia. Después enciende una vela o veladora blanca y rézale con mucha devoción.

    Luego rezas 13 Padres nuestros, 13 Ave Marías y 13 glorias. Las oraciones lo tienes que hacer por 13 días consecutivos.

    Oración a San Antonio para pedir lo que necesitas

    Acordaos ¡oh, glorioso San Antonio! amigo del Niño Jesús e hijo querido de María Inmaculada, que jamás se oyó decir que alguno de cuantos han recurrido a vos, implorando vuestra protección, haya sido abandonado.

    Animado de igual confianza, vengo a vos, ¡oh fiel consolador de los afligidos! y gimiendo bajo el peso de mis pecados me postro a vuestros pies y pecador como soy me atrevo a comparecer delante de vos.

    No desechéis, pues, mis súplicas, vos que sois tan poderosos cerca del Corazón de Jesús, antes bien, escuchadla favorablemente y dignaos acceder a ella. Amén.