Lucero desde niña ha sido una de las mujeres más queridas del público mexicano por su talento, belleza y sencillez. Por eso, desde joven las cámaras estuvieron pendientes de su vida amorosa.
Aunque Lucero y Manuel Mijares, padre de sus hijos, se divorciaron hace unos años y mantienen una buen relación, el cantante recordó el emotivo de cómó inició su historia de amor.
La primera vez que se vieron los exesposos no tuvieron una conversación tranquila porque ha ella tenía un mal concepto del mexicano tras una información que le dijeron.
“Ahí salíamos, pero ella estaba muy chiquita y aparte yo estaba dándole vuelo a la hilacha con el tema de trabajo, de hacer promoción. Según ella no la pelé y se enojó, entonces nos dejamos de ver y de hablar”.
Sin embargo, fue años después cuando se volvieron a encontrar y Mijares se percató de la atractiva mujer en la que se había convertido la intérprete.
Mijares se mostró decidido a no dejar ir a la mujer que, de un momento a otro, se robó su corazón, aunque todavía existían algunas interrogantes en torno a la manera en la que reaccionaba Lucero.
“De repente ella ya creció y yo dije ¡caray, súper pichón! y ahí empezamos a salir y a ella la invitamos a hacer un dueto. Muy a regañadientes fue a hacer el dueto porque ella estaba también vuelta loca porque estaba haciendo una novela y estaba muy cansada".
Además, narró en el programa de Jorge 'El burro' Van Rankin. "Me da su teléfono, empezamos a hablar y de repente no me contestaba y no me contestaba y dije ‘no entiendo, pues si yo le gustaba’”.
Como si fuera parte del destino, se volvieron a ver luego de un tiempo en Guadalajara, en ese momento se dio un acercamiento comenzando a iniciar su romance que terminó en una lujosa boda televizado en 1997 en el Colegio de las Vizcaínas.
“Un día en Guadalajara ella cantaba en el palenque y yo cantaba ese mismo día en Guadalajara, pero en una boda. Llegamos al mismo hotel, curiosamente, y ya, ahí empezamos”.
“De repente salimos toda la familia juntos, cuando fue el cumpleaños de José, por ejemplo, vamos a la escuela con su torta para agasajar. Yo le dije, ‘¿no te importa Lucerito si me cambio aquí junto? Y me dice, ‘no me importa, te lo imploro’".
A pesar de haberse separado, conservan una amistad y cariño."Vivimos cerca, somos vecinos, de elevador a elevador son veinte pasos, entonces los chavos no vivieron esa etapa porque se pasan con pijama y no hay nada de que a ti te tocan cada quince días, a ti en Navidad o en Año Nuevo”.