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31 Ene 2022 | 19:36 h

La Amazonía registra cerca de 600 derrames de petróleo desde 1997

Entre diciembre 2021 y enero 2022, en menos de un mes, hubo cinco vertimientos de crudo.

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    Loreto: La Amazonía registra cerca de 600 derrames de petróleo desde 1997

    Lima está conociendo el efecto devastador del derrame de petróleo, al haberse vertido más de once mil barriles de hidrocarburo de la empresa Repsol en el mar de Ventanilla. En la Amazonía, donde se desarrolla la actividad petrolera, estos graves episodios no son eventuales.

    Según el estudio “La sombra de los hidrocarburos en el Perú”, desde 1997 al 2021 se han producido 566 derrames que afectaron ríos, cochas, flora, fauna y la salud de los pueblos indígenas que conviven con esta industria.

    El trabajo precisa que los mayores casos ocurrieron en el lote 192 (Pluspetrol Norte SA) con 233 casos. Le siguen el lote 8 (Pluspetrol Norte SA) con 189 y el Oleoducto Norperuano (Petroperú) con 111.

    En cuanto a la causa de los derrames, menciona fallas operativas y corrosión, que suman poco más del 70% del total.

    Sin embargo, nuevos derrames han ocurrido entre diciembre 2021 y enero 2022 que cambian la data. Cinco fugas de petróleo en menos de un mes.

    Mientras la estadística se incrementa, hay comunidades contaminadas que aún no han sido remediadas. Es el caso de San Pedro de Urarinas, donde se produjeron tres derrames de petróleo del Oleoducto Norperuano en los años 2014 (7.977 barriles), 2016 (1.130 barriles) y 2018 (114 barriles).

    La Organización Regional de Pueblos Indígenas del Oriente (Orpio) junto a IDLADS han acudido a Poder Judicial, vía una acción de amparo, para que Petroperú dé mantenimiento integral al Oleoducto Norperuano, ya que el propio Osinergmin ha determinado que la petrolera nacional no aplicó este plan.

    El abogado Henry Carhuatocto refiere que también están planteando que para Petroperú sea obligatorio los principios rectores y derechos humanos de la ONU, acuerdo firmado por Perú y que las empresas públicas deberían honrar.

    La demanda fue admitida en febrero del 2019 en el Tercer Juzgado Constitucional de Lima. Aún no hay sentencia.

    Por otro lado, están los casi dos mil pasivos ambientales en el lote 192, sitios impactados de años y que tendría que asumirlos Pluspetrol Norte. Carhuatocto menciona que esta empresa no quiso ejecutar un plan de abandono, que es un mecanismo para remediar. Entró en disolución y liquidación, y desde el año pasado OEFA intenta embargar su cuenta corriente.

    “En la selva comen pescado contaminado, beben agua contaminada, sus chacras están completamente impactadas. Si ven que lo de Ventanilla es abominable, tienen que ir a la Amazonía, ahí es mucho peor. Creo que hace falta una política de prevención, de contención y de remediación de los daños ocasionados por los derrames a partir de la experiencia en la Amazonía”, estima el abogado.

    Si esta es la voz del asesor legal de una organización nativa, el sentir de dirigentes indígenas es de dolor y resentimiento.

    “La gente de Lima está viendo qué hace el derrame de petróleo. Mata peces, aves, contamina las playas. Igual pasa en la selva, mueren peces y animales del monte, las plantas se secan y mueren. Desde que nací he vivido en este peligro, el petróleo bajaba por el río, mis padres y mis abuelos lo han visto”, manifiesta Emerson Mucushua, apu de la comunidad de Pucacuro, distrito loretano de Trompeteros, en la cuenca del Corrientes, donde está el lote 192.

    El vertimiento de petróleo en el mar de Ventanilla lo entristece. Pero también le duele comprobar la rapidez con que el Estado ha movido a sus instituciones para atender el desastre, y ver que la población limeña se moviliza contra el daño ocasionado, mientras que en la selva luchan solos contra la contaminación.

    “Cuando nosotros nos pronunciamos nadie nos hace caso, pero como Lima está sintiendo el alto nivel de contaminación, han puesto una multa, darán apoyo económico a los pescadores; a nosotros no nos atienden así. Ha intervenido el ministro, OEFA, Osinergmin, todos están comprometidos, y cuando hay un derrame en las comunidades indígenas ¿quiénes intervienen? Solo nosotros”, lamenta el apu de Pucacuro.

    Omar Saquiray, presidente de la Federación de Comunidades Nativas del Corrientes (Feconacor) vive en Nueva Jerusalén, distrito de Trompeteros, también zona de influencia del lote 192.

    Señala que desde hace cincuenta años son afectados por derrames de petróleo y llevan años exigiendo a Pluspetrol que remedie los dos mil sitios contaminados que dejó al salir del lote 192.

    “Exigimos remediación, pero nadie nos escucha. Ninguna entidad del Estado quiere hacerse cargo. Estamos viendo la preocupación del Estado con OEFA, Osinergmin y otros en Ventanilla, ¿cuál es la diferencia con nosotros? ¿Porque son de la ciudad tienen más derechos?”, reclama.

    Saquiray se ha enterado de que vendrán especialistas extranjeros a evaluar la contaminación en Ventanilla. Se pregunta quién gestionará para que esos especialistas entren en la Amazonía a verificar los graves daños al ecosistema que ha causado la actividad petrolera.

    (Con información de Elizabeth Prado/LR)