Peter Kürten es recordado en la historia por su más de 60 escalofriantes crímenes entre agresiones sexuales, homicidios e incendios. Tras su captura el conocido ‘Vampiro de Dusseldorf’ confesó cada uno de los casos donde estuvo involucrado, siendo la mayoría de ellos en la ciudad alemana que alude su nombre.
Según el diario ‘The Mirror’, en ese entonces se le halló culpable de nueve asesinatos y siete intentos de homicidio. Además, admitió que bebía la sangre de las mujeres por que le producía placer.
Desde los 9 años de edad, Kürten ya había estado involucrado en el asesinato de dos de sus compañeros del colegio. Es así como a lo largo de su vida cometió atroces crímenes que no pueden ser narrados.
Kürten nació en Mülheim, Alemania, el 26 de mayo de 1883. En su hogar tenía un referente masculino que inculcó en él ciertas conductas equívocas sobre la percepción de la realidad. Su padre era alcohólico y, según reseñó el programa de televisión ‘Crime+ Investigation’, maltrataba a su esposa con frecuencia e incluso abusaba de su hija de 13 años. Estos abusos lo llevaron a prisión.
Peter creció dentro de ese hogar bajo todas estas escenas cuestionables. Además, fuera de casa él ya tenía ciertas conductas que lo llevarían aún más cerca al mundo de la muerte y las atrocidades.
El programa mencionó que a la edad de 9 años cometió su primer crimen pero salió impune, ello porque el hecho fue catalogado como un accidente.
Cuando se convirtió en un adolescente decidió irse de casa y sobrevivir delinquiendo. Se conoce que Peter Kürten cometió varios delitos menores como robos y agresiones, por eso lo mantenían en prisión por corto tiempo. No obstante, el 25 de mayo de 1913 sus acciones pasaron un nivel aterrador, y es que el ‘vampiro’ afilaba sus colmillos.
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A los 30 años, Peter entró a robar a una residencia cuando los propietarios estaban trabajando en un bar cercano. Ellos habían dejado a su hija de 10 años, Christine Klein, durmiendo en su hogar sin saber que sería atacada horas después el asesino serial de Alemania.
“Abrí varias puertas y no encontré nada digno de robar, pero en la cama vi a una muchacha durmiendo cubierta con una cobija gruesa de plumas”, comentó Peter Kürten tiempo después.
Sin pensarlo dos veces decidió arremeter contra la menor y la asesinó. En este caso también quedó impune. Tras lo sucedido no encontraron rastros del asesino y pudo seguir su camino como si nada.
Los casos pararon cuando en 1914 fue reclutado por el ejército alemán para servir en la Primera Guerra Mundial, pero tiempo después desertó al no estar acostumbrado a las órdenes y la disciplina. Esa decisión fue considerada como un agravio para las fuerzas militares, por ello fue encarcelado hasta 1921, así lo anuncia ‘Crime+ Investigation’.
Cuando salió de prisión retomó los asesinatos de mujeres que encontraba, entre los casos se registró tortura, estrangulamiento y mutilación. Además, se casó con una trabajadora sexual y aumentó el robo de residencias. En ese entonces inició aquel rito escalofriante que lo convirtió en ‘vampiro’.
Una de sus víctimas fue Gertrude Albermann, de 9 años, a quien hirió repetidas veces con arma blanca y arrojó su cuerpo a un basurero. De hecho, su cuerpo fue hallado gracias a que Peter Kürten envió a la policía un mapa donde detallaba la ubicación exacta del cadáver.
A pesar de tener un documento a mano, los garabatos y caligrafía del sujeto resultaron poco descifrables para conocer quién sería el asesino tras el crimen.
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Una mujer de 20 años llamada María Büdleickfue la única sobreviviente de Peter. Ella se encontraba en una estación de tren cuando él, con su doble personalidad, se acercó y ofreció acompañarla por las calles para evitar que fuera acosada por vagabundos.
A engaños la llevó hasta su casa para tener un presunto encuentro íntimo pero cuando ella no aceptó salieron de la residencia. Peter Kürten la llevó a un bosque donde, según ‘Crime+ Investigation’., abusó de ella. María logró escapar y buscó un refugio.
A pesar del miedo por las represalias, dio aviso a la Policía para detener al agresor. Es así como el 21 de 1930 varios uniformados lo arrestaron.
En su juicio se evidenció que Kürten era pirómano, puesto que le gustaba ver cómo ardían en llamas las casas abandonadas a las que llegaba en busca de pertenencias.
”(Tenía) la esperanza de ver salir ardiendo del interior a vagabundos que durmieran allí”, afirmó para las autoridades.
Incluso su final fue aterrador, ello porque se mostró muy contento cuando lo condenaron a la guillotina. ”Después de que me corten la cabeza, ¿seré capaz de escuchar, al menos por un momento, el sonido de mi propia sangre brotando del muñón de mi cuello?, ese sería el máximo placer”, expresó como última voluntad.
El 2 de julio de 1931 lo ejecutaron, además, su cabeza fue cortada por la mitad para ser analizada por forenses. Una versión momificada de la cabeza del ‘Vampiro de Dusseldorf’ reposa en el Museo Ripley’s en Wisconsin Dells, Estados Unidos. De este modo la exponen como una muestra fehaciente de lo que no se puede repetir.