¡Increíble, pero cierto! La monarquía tiene muchas curiosidades sin conocer, pero hay una que se ha revelado. La reina Isabel II del Reino Unido tiene un gran número de trabajadores que están pendiente de cada de sus necesidades, para que no lleve una vida de ‘plebeya’. Así como hay comidas que por protocolo no puede probar fuera del Palacio de Buckingham y nadie debe tocar su cartera durante un evento, la abuela de Enrique de Sussex cuenta con una persona encargada de probarse sus zapatos para evitar que le molesten. Ella es Angela Kelly y aquí te contamos sobre la peculiar misión que tiene encomendada.
La monarca de 95 años confió en esta mujer la guardianía de su armario desde el 2002. La asistente real no solo está detrás de cada prenda, sombrero o joyas que lucirá, sino también de usar sus zapatos nuevos antes que ella y descubrir si son cómodos o no, ¿la razón? pues Isabel II cuenta con poco tiempo para hacerlo ella misma.
“La Reina y yo calzamos el mismo número, entonces soy la encargada de ponerme sus zapatos y andar con ellos, para saber si son cómodos o no”, escribió Angela Kelly en su libro ‘The Other Side of the Coin: The Queen, the Dresser and the Wardrobe’.
Para evitar que puedan aparecen ampollas en los pies de la reina Isabel II, le pide a su asistente real que se pasee por el Palacio de Buckingham con cualquier calzado nuevo que adquiera para saber que en verdad son cómodos.
“Los zapatos tienen que ser inmediatamente cómodos. La reina nunca puede decir: ‘Estoy incómoda, no puedo caminar más’”, explicó a la revista británica ‘Woman & Home’, el cortesano real Stewart Parvin.
Angela Kelly, quien también es la diseñadora personal de la monarca, usa la misma talla de zapato y sabe que no se aventura a experimentar con nuevas marcas. Ella es fiel a la firma Anello & Davide para todos sus compromisos públicos de los últimos 50 años.
La asistente real también reveló que si la reina requiere un nuevo par de calzado, para eso trabajan cuatro personas que se encargan de utilizar la mejor piel de becerro y diseñar los pequeños broches o lazos para darle su toque de personalidad.