José Guzmán, de 58 años, se enteró de su muerte el último sábado cuando llegó a tramitar su pasaporte a la oficina de migraciones. Allí, un funcionario le informó que aparecía como difunto en los registros oficiales, por lo tanto, no podía atender su solicitud.
Guzmán, consternado por la sorpresiva noticia de su deceso, recurrió al Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (RENIEC), donde le confirmaron que “había muerto” a las 9 de la mañana el último 26 de enero, día de las Elecciones Congresales, víctima de un paro cardiaco.
“Yo el día de las votaciones voté más o menos a las once y media de la mañana y hoy me encuentro vivo y realmente preocupado”, dijo Guzmán a RPP este ciudadano que teme ser víctima de una banda criminal.
“Me imagino que debe ser para apropiarse de mi propiedad, quizá cobrar seguros. Tengo seguros de vida, cuanta bancaria, mi casa, un departamento y dos terrenos en Cañete”, explica el individuo.
Ante el problema, Guzmán ha presentado su queja ante el Reniec, pero la burocracia imposibilita agilizar este tipo de trámites, dejándolo en ascuas. En promedio, debe esperar 30 días útiles para que la partida de defunción sea dada de baja y luego de ello debe esperar más tiempo hasta que le activen nuevamente su DNI.
En todo este tiempo, el individuo no podrá atenderse de la enfermedad crónica que padece, sacar dinero del banco, o viajar al extranjero, como según cuenta que tenía planeado. Además, afirma que hasta el momento ha gastado 400 soles en los trámites generados.