Madre luchadora, mujer empoderada y un matrimonio exitoso de 16 años: Rocío Miranda fuera de los reflectores

Madre luchadora, mujer empoderada y un matrimonio exitoso de 16 años. Esta es la verdadera historia de Rocío Miranda fuera de los reflectores y las pasarelas.

La modelo y conductora de televisión abrió su corazón y reveló en Wapa.pe cómo disfruta su vida en casa al lado a su familia y su rol como mamá de un niño con trastorno autista.

¿Cómo fue tu infancia?

Fue súper feliz. Mi papá es de Lunahuaná (Cañete) y muchos años la pasé allá. Los desayunos en provincia son gigantes: se come papa, quinua, pan y camote. Nos sentábamos todos en familia. Mi mamá es de Lima. Yo viví en Pueblo Libre y luego, cuando tenía 10 años, me fui a Breña. Somos dos hermanos: él tiene 40 años y yo 36.

¿Cómo conociste a tu esposo?

Tengo una pareja desde hace 16 años y un hijo de cinco años. Ambos somos del mismo barrio, en Breña. Nos hemos visto casi toda la vida, pero cuando yo fui mayor de edad, recién pudo fijarse en mí. Nos llevamos 10 años, nacimos para estar juntos. Se fue a Estados Unidos y luego regresó. Entonces, empezamos a conocernos y hasta el día de hoy.

¿Cuánto tiempo esperas quedarte en ‘Préndete’?

Lo que se pueda dar. Hasta el momento esperamos que sea hasta fin de año. Soy mamá, tengo un pequeño de cinco años, que tiene una habilidad diferente.

Un reto que te ha puesto la vida …

Es un niño autista y necesita otros cuidados. El horario del colegio me cae todo como anillo al dedo. Lo dejo en la escuela y mi esposo lo recoge. Almorzamos juntos y luego vamos a las terapias.

En pandemia fue complicado …

No fue nada fácil. Mi hijo padece de autismo moderado no verbal, tiene 5 años y todavía no habla. Cuando nos dieron el diagnóstico, empezamos a hacer las terapias.

¿Cómo te diste cuenta?

Porque no se desarrolla como los otros niños. Mi hijo iba a un curso de estimulación y la profesora me decía que cuando lo llama, no voltea. Él agarraba un juguete y se excluía. Hicimos los análisis médicos y nos dijeron que era autismo. Tiene poco contacto visual, caminaba de puntitas. A los dos años, un niño tiene entre 50 a 60 palabras y mi hijo solo sabía las vocales. Lamentablemente, la pandemia rompió la rutina.  

¿Las terapias suelen ser caras?

Puede que sí, pero por mi hijo no me mido. Mi esposo y yo dejamos todo por él. Ambos coordinamos nuestros tiempos para estar con mi pequeño. La familia nos apoya con el cuidado.