Debemos dejar de hacer sufrir a las mascotas. Lana es una perra mestiza que no ha tenido una vida fácil. Al nacer fue la más pequeña de su camada y como nadie la quiso adoptar termino en un refugio y por poco termina siendo sacrificada, pero ella hizo algo sorprendente a minutos de morir y cuando leas la historia ¡Te romperá el corazón!
Hace tres años, la pequeña mascota nació en una granja canadiense y como sus dueños no lograron venderla, decidieron abandonarla a los 4 meses en un parque de la ciudad y en cuestión de horas la asociación “Rescue Dogs Match” la recogió y la llevaron al refugio.
Los primeros días en el albergue intentó morder a los veterinarios que querían alimentarla; pasaba horas metida en su jaula, sin probar agua, ni jugaba con los muñecos que el personal le daba para entretenerla. Cuando promovían la adopción de mascotas Lana siempre salía triste en las fotos, eso hizo que la conocieran como “el perro más triste del mundo”.
Así pasaron 3 años; cientos de familias llegaban buscando cachorritos y como Lana ya era grande, pocos volteaban a verla; quienes lo hacían se arrepentían por su agresividad y la tristeza en sus ojos.
Cierto día los líderes del refugio pensaron que debían hacer espacio para otros perros que necesitaban ayuda y optaron por sacrificar a los que más tiempo tenían ahí. Lana era la primera de la lista.
Una de las veterinarias de la guardia nocturna la escuchó llorar la noche antes de ser sacrificada, se acercó a ella y Lana no paró de sonreír y jugar, como si estuviera rogando por no ser sacrificada. Fue cuando la doctora se dio cuenta de que no era justo que un animal inocente, que había sufrido tanto, tuviera un final trágico. Así que fue a su casillero, sacó su teléfono e hizo el último intento por encontrarle hogar.
Tomó algunas imágenes y las subió a Facebook relatando la historia de la pobre Lana. 20 minutos después no lo podía creer: más de 10 mil personas escribieron a la página del albergue ofreciéndose para cuidar a Lana. Además ofrecieron dinero para llevarla a un hogar temporal y que no fuera sacrificada; se reunieron más de 15 mil dólares.
Personal de la institución advirtió a varios adoptantes sobre el mal carácter de Lana, pero una familia que vivía fuera de la ciudad insistió en darle la oportunidad de tener una vida feliz y llena de amor. Cuando fueron por ella rechazaron el dinero y lo usaron para buscar refugios temporales a los animalitos que serían sacrificados.
Lana estaba muy alegre, alguien fue a buscarla sin distraerse con cachorros, perros de raza o más bonitos. Al llegar dijeron su nombre, y ella saltaba y movía la cola de gusto. La veterinaria que publicó las fotos estaba feliz, pues había salvado la vida a “la perra más triste del mundo”.
Hoy Lana tiene mucho espacio para correr, en el patio que comparte con otros dos perros. No le faltan juguetes ni comida, pero sobre todo está rodeada del amor que tanto tiempo le negaron.