Las mujeres que sufren depresión durante la gestación pueden transmitirle ese problema al niño por nacer porque todo lo que sucede en esa etapa tiene mucha implicancia en su futuro.
Alejandra Sepulveda, coordinadora del programa Pensamiento Saludable, mencionó en una entrevista al portal Andina que, dentro del vientre materno, el bebé recibe a través de la placenta las sustancias químicas o neurotransmisores que se presentan en la depresión y eso incurrirá en la formación del sistema nervioso del niño.
Esa afectación no se puede apreciar en los primeros años de vida, pero con el tiempo ese niño puede tener complicaciones cognitivo en el aprendizaje, poca tolerancia al fracaso, problemas en el control de las emociones, baja autoestima y tal vez, depresión.
La experta anotó que determinados estudios revelan que los factores que desencadenan la depresión en las gestantes son de tipo económico, familiar (problemas con la pareja), y de violencia.
Asimismo, indicó que a muchas mujeres se le presentan automáticamente pensamientos negativos sobre su futuro cuando se enteran que están embarazadas y eso es más acentuado cuando la gestante es muy joven.
“Piensan que ese hijo arruinará sus planes, piensan en el qué dirán los demás y eso les genera mucho estrés y ansiedad, lo que puede derivar en depresión en cualquier momento de la gestación”, advirtió.
Alejandra Sepúlveda recordó que durante el embarazo ocurren cambios hormonales que le generan a la gestante mucha sensibilidad por las situaciones más simples.
Por ello, es importante que, si eres una futura mami, te sometas a atención psicológica para descartar o, en su defecto, atender a tiempo el problema.
La especialista señaló que es importante mantenerse alerta ante algunos síntomas de la depresión.
Una gestante afectada muestra una tristeza profunda y prolongada durante casi todo el día; sus actividades cotidianas se ven afectadas por la dejadez y el desgano, hay falta de concentración y deseos de estar sola y encerrada.
Cabe mencionar que, la depresión en la gestación afecta a mujeres de cualquier condición social, aunque es más difícil que se presente en aquellas que tienen una profesión, un trabajo y el apoyo de sus familiares.