Raúl Rosales León
Antropólogo y especialista en género
En la historia de los deportes modernos existe una falla de origen que juega en contra de las mujeres. En el momento que se formalizaron como disciplinas deportivas, los roles de género estaban rígidamente distribuidos: mientras que los hombres contaban con privilegios y el poder en la esfera pública, las mujeres estaban confinadas en labores domésticas. A partir de ese momento, el deporte solo estuvo asociado al hombre construyendo las bases de la desigualdad en el ámbito deportivo.
De hecho, los deportes de contacto caracterizados por la rudeza y el esfuerzo físico (como el fútbol, el básket, el box u otros) estaban restringidos para las mujeres pues su práctica podía ocasionarles daños en el sistema reproductivo y perjudicar lo que supuestamente era su principal función social: tener hijos/as. Asimismo, en muchos de los primeros certámenes deportivos no participan mujeres como, por ejemplo, en la primera Olimpiada de Atenas de 1896 en donde hubo 241 atletas, todos varones.
Pero los cambios sociales también se reflejan en los deportes. El movimiento de mujeres por la lucha de sus derechos políticos y el movimiento feminista cuestionaron el poder masculino y la democratización de la sociedad influyó en la mayor participación de las mujeres en el deporte. Y si bien al inicio estas solo practicaban deportes considerados “femeninos” como natación sincronizada, gimnasia rítmica o el vóley, actualmente se desenvuelven en deportes que antes fueron considerados para hombres, como es el caso del fútbol o el rugby… pero la brecha aún se mantiene.
Así, organizaciones internacionales, como por ejemplo la FIFA, deberían incorporar el enfoque de género para acortar esa brecha, creando cuotas de participación femenina en sus directivas, promoviendo mejores certámenes femeninos, brindando más apoyo económico, y lo mismo las federaciones nacionales, que en muchos casos son entes privados. En el caso del Perú, la educación también debe jugar su partido implementando el enfoque de género desde la niñez, para romper con los estereotipos que discriminan a las mujeres, las estigmatizan y las alejan del ámbito público, encasillándolas en el espacio del hogar.
Si bien en nuestro país aún hay mucho camino por recorrer para reducir la brecha de género en el deporte, los Juegos Panamericanos Lima 2019 representan una gran oportunidad porque sirven para acercar al público a disciplinas distintas al fútbol en muchas de las cuales las mujeres tienen una participación significativa y destacada, y porque su organización considera detalles como el uso del lenguaje inclusivo en los textos y la gráfica para mostrar figuras femeninas y masculinas por igual.
En el marco de los desafíos por la igualdad de género en el Perú, es necesario, generar expectativas en la población sobre la importancia de las mujeres en el deporte y fomentar su mayor participación.