Después de ser lastimados nos cuesta mucho perdonar a la persona que nos hirió. Sin embargo, olvidamos que perdonar es sanar. Es la capacidad espiritual y mental de liberar sentimientos negativos, reducir la ira, el dolor, el estrés y la depresión.
Es una actividad liberadora que influye en la mente y en el cuerpo, de igual manera influye en la salud dado que eleva las defensas del organismo. Alguna vez te has preguntado por qué las personas que sufren de trastorno mental tienen menor incidencia de cáncer.
Es muy fácil de responder. Sucede que al mantenerse en otra realidad no guarda rencores, no odia a nadie, ni tiene problemas con otras personas. Cuando nosotros nos enfocamos en guardar rencor y tener sentimientos de ira hacia el otro, solo terminamos dañándonos a nosotros mismos.
- Porque reconocemos que hemos actuado mal o causado daño a otra persona; esto nos libera de la presión y culpabilidad de lo que hemos cometido.
- Para fortalecer nuestra valentía. En ocasiones pedir perdón significa enfrentarse a uno mismo y a nuestros aspectos negativos. Lo más importante es ser conscientes de nuestros actos y reconocer que hemos actuado mal.
- Nos libera de energía negativa que a la larga solo genera consecuencias físicas como dolencias y enfermedades como el cáncer. La mala energía que trae la falta de perdón puede llegar a ser tan negativa que termina destruyéndote-
Cuando decides personar te quitas un gran peso de encima. Quien perdona y es perdonado alcanza la felicidad interior. Recuerda que para conseguirlo el acto debe nacer de un corazón limpio y sin rencores.
Vivir y ofrecer a los otros la experiencia de perdonar es acercarnos mucho más rápido a la libertad. Es un despertar de conciencia.
- Se consciente de tus actos:
No solo del presente sino también del pasado. Ponte en los zapatos de la otra persona e intenta conectarte con sus emociones.
- Acepta tu responsabilidad:
Admite si tuviste culpa, actúa con responsabilidad sobre tus actos, sobre todo si estos han causado dolor a la otra persona.
- Conéctate con tu corazón:
Pide perdón de corazón, de lo contrario se tratará de una disculpa vacía que no dejará tu espíritu liberado. Cuando el corazón habla somos capaces de reconocer nuestro mal proceder.
- Olvídate de tu orgullo:
El orgullo es una carga pesada y engañosa. No te cubras de orgullo para evadir tu responsabilidad.
- Ve más allá:
Una vez que hayas superado el orgullo serás capaz de ofrecer perdón y perdonar.
- Identifica como te sientes
- Ten claro que el perdón es personal
- Busca paz interior y deja atrás las rencillas
- Practica ejercicios de respiración