Aunque para gran parte de la sociedad la moda siga siendo algo banal, la moda, como dice la historia, no la escribe los diseñadores sino los cambios sociales, y la llegada del coronavirus marcará una nueva hoja de ruta estética que abrazará "calidad", "responsabilidad", "sostenibilidad" y "producto nacional".
Nadie sabe con certeza cómo influirá este hito histórico en la forma de armar nuestros outfits, pero lo que sí es cierto es que "la sociedad sabrá reponerse de este 'shock', es parte de la supervivencia", ha explicado en una entrevista Fernando Sanchís, director creativo de la firma Cupid Killer.
"Y así será, como tantas otras ocasiones", ha asegurado con optimismo Alicia Hernández, socia fundadora de la firma de moda Dolores Promesas, quien rememora que la industria textil se sobrepuso y adaptó tras el crac del 29 sustituyendo los vestidos de lujo por pantalones, "¿por qué no ahora?".
Estalla la Segunda Guerra Mundial, otro gran varapalo. La sociedad cambia su forma de vestir, abanderada por el pragmatismo y la austeridad. La mujer se lanza al mundo laboral, la ropa deja de ser femenina, se imponen la funcionalidad del pantalón y el mono.
Al igual que en otros momentos de la historia, nuestra forma de vestir "se verá afectada por lo menos en el medio plazo", dice Sanchís, quien asegura que como en la contienda, "ahora prioriza lo práctico y lo sencillo, lo que no nos complique para llevar con mascarillas y guantes".
Tras años oscuros, la mujer apuesta por la alegría y el glamour y es cuando aparece en la década de los 50 Christian Dior con la silueta "New Look" que colma de felicidad a la sociedad.
Del mismo modo, ahora en el siglo XXI, tras la pandemia "aflorarán las ansias de libertad, y quizás empecemos a apostar por estilos más atrevidos y auténticos", dice Sanchís.
Pasada la tormenta, "ojalá vuelva la ilusión por arreglarse y disfrutar de esas prendas especiales y duraderas", añade el director creativo de la firma Pertegaz, Jorge Vázquez, quien está convencido de que todo el sistema se "reestructurará", volviendo a plantear únicamente dos colecciones por año para no saturar el mercado".
Al igual que en los 60, se alumbró la minifalda, hoy el consumidor está pidiendo a gritos calidad. La euforia de consumir va a desaparecer. "Primará la calidad sobre la obsesión de la novedad a cualquier precio", dice Jorge Vázquez.
Rabanne, Courrèges y Cardin auguraron que el futuro pasaba por la estética unisex, diseños futuristas y tejidos sintéticos, "material que hoy no se recibe de la misma manera", asegura Pepa Fernández, experta en comunicación de moda, quien está convencida de que "la sostenibilidad definirá en gran medida la forma de vestir".
Una idea a la que se suma la modelo Laura Sánchez, quien considera que "aunque la moda no va a cambiar mucho, sí la manera de consumirla", ya que se va a apostar por "reinventar las prendas del armario y adquirir calidad".
Las deportivas para ir a trabajar se popularizaron tras la huelga de transporte en 1980 en América, "una oportunidad que liberó a la mujer de largas caminatas con tacones", ha recordado Luis Chico de Guzmán, CEO de la firma de calzado y ropa Hispanitas, quien augura una nueva forma de vestir "más cómoda y práctica con tejidos livianos y pieles blandas".
"Espero que este confinamiento sirva para aprender el significado de calidad y cantidad", argumenta la modelo Martina Klein, quien cree que el nuevo consumo responsable "es una forma de devolver a la tierra la paz que le hemos quitado".
Alicia Hernández es de la misma opinión, opina que esta pandemia es un toque de atención para "frenar el consumo masivo y cuidar el planeta", aunque la entristece pensar que esa solidaridad con la tierra "se va a olvidar pronto".
Como empresaria, Hernández augura que "bajará el consumo del lujo" y que durante los primeros meses la sociedad "hará bien las cosas, comprará con responsabilidad y producto nacional".
La actriz Elia Galera, como consumidora, prevé que rápidamente la industria sacará al mercado prendas que "protejan de posibles contagios, confeccionada con fibras naturales y que se adapten a las necesidades asépticas de la pandemia".
Todos estos diseñadores, modelos empresarios y expertos en moda apelan al consumo de prendas hechas en España, "no es únicamente solidaridad en tiempos inciertos; contamos con los mejores creadores y productos", concluye Pepa Fernández, quien recuerda que "es hora de devolverles todo lo que están donando en esta pandemia".
EFE