Al conmemorarse hoy el centenario del nacimiento de María Isabel Granda y Larco, más conocida como Chabuca Granda, la cantautora peruana más reconocida en el mundo, cabe recordar su lugar de origen: la provincia de Abancay, capital del departamento de Apurímac, que alberga importantes atractivos que cautivan a los visitantes y son motivo de orgullo de sus residentes.
A continuación, conoce los principales atractivos que alberga la provincia de Abancay, donde la autora e intérprete de “La flor de la canela”, “Fina estampa” y “José Antonio”, entre otras inolvidables canciones, vivió parte de su niñez antes de mudarse con su familia a la ciudad de Lima.
La ciudad de Abancay fue fundada el 3 de noviembre 1574 y fue parte del departamento del Cusco hasta la creación del departamento de Apurímac, el 28 de abril de 1873, convirtiéndose desde entonces en su capital.
Entre los principales atractivos de la ciudad de Abancay destacan la ex Casa Hacienda de Illanya, una de las primeras haciendas de la época colonial, construida en 1592. Durante muchos años produjo aguardiente de caña de azúcar, chancaca y miel de caña. Actualmente está restaurada y en su interior se puede conocer el Museo de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Apurímac.
Otro predio histórico es la ex Casa Hacienda de Yaca, cuyos orígenes se remontan al siglo XVIII. Destacó por su producción de caña de azúcar, insumo para la industrialización de aguardiente. Para ingresar a este inmueble se debe atravesar un arco triunfal parabólico. El camino lleva a una plazuela que tiene una capilla construida con diseño europeo.
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Ubicado a 9 kilómetros de la ciudad de Abancay, destaca el parque recreacional “El Mirador de Taraccasa”, ideal para tener una vista panorámica de la urbe y de Tamburco. En la parte más elevada se alza una cruz gigante, símbolo de protección. En fechas trascendentales se ilumina con mensajes de saludo y bienvenida al valle.
A 14 kilómetros al noreste de la ciudad de Abancay, en el distrito de Curahuasi, se encuentra el sitio arqueológico de Saywite, que comprende una extensión de más de 2,000 hectáreas. Se divide en seis sectores donde se puede apreciar importantes muestras de arte lítico como el monolito de Saywite y al Intiwatana o reloj solar, además de muchas estructuras arquitectónicas.
Lo que más llama la atención, sin duda, es el monolito de Saywite, ubicado en el primer sector y tallado íntegramente en granito. En sus grandes dimensiones (once metros de circunferencia mayor y dos metros de alto), se observan más de 200 figuras esculpidas en alto relieve que componen una maqueta que vendría a ser el mundo incaico. Destacan figuras de animales de las distintas zonas geográficas que dominaban los incas: cóndores de la sierra, jaguares de la selva y camarones de la costa, entre otros.
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Es uno de los más importantes atractivos de Abancay y la región Apurímac, preferidos por turistas y residentes que acuden para sumergirse en sus cálidas aguas cargadas de minerales, procedentes de las entrañas de la tierra, con el propósito de aliviar diversas dolencias del organismo, principalmente musculares, de los huesos y las articulaciones (reumatismo, artritis), entre otras. Se ubica a 30 kilómetros al este de la ciudad de Abancay.
Localizado a 90 kilómetros al este de la ciudad de Abancay, se trata de uno de los cañones más profundos del planeta, con más de 700 kilómetros de recorrido. Está rodeado por la cordillera de Salkantay y cerca de allí se encuentra el complejo arqueológico de Choquequirao.
Su impresionante geografía invita a la práctica de deportes de aventura como el canotaje y el kayak en las turbulentas aguas del río Apurímac, así como la caminata de campo en la parte alta del cañón. En ciertos puntos del cañón existen miradores naturales, entre los que destaca el Capitán Rumi, ubicado a 15 kilómetros de la localidad de Curahuasi, desde donde se aprecia el cañón en todo su esplendor y se tiene una vista privilegiada del nevado Salkantay.
Es un área natural protegida por el Estado, ubicada en el distrito de Tamburco y a más de 10 kilómetros al noreste de la ciudad de Abancay. Creada el 23 de julio de 1987, posee una extensión de 3,635 hectáreas y en su interior se encuentra el nevado de Ampay y bellas lagunas como Intimpa.
El santuario está encalvado en medio de los Andes, conformando una especie de “isla biológica” y forma parte del concatenamiento de los picos nevados de la Cordillera de Vilcabamba y de los Andes del sur. Tiene un rango altitudinal que va desde los 2,900 hasta los 5,235 metros sobre el nivel del mar.
Alberga una gran biodiversidad, que en el ámbito de fauna destacan el venado cola blanca, el zorro andino, la vizcacha, el cuy silvestre, la taruca y el puma; estas dos últimas especies catalogadas como en peligro de extinción. En aves se observa comúnmente al colibrí colaespina de Abancay, considerada endémica, el pololoco, la huallata y el cóndor.
Respecto a la flora, se observa a la especie representativa del santuario, el bosque de intimpas, así como unca, chachacomo, wancartipa, musgo, helechos, líquenes y diversos tipos de orquídeas.
El calendario festivo de Abancay comprende diversas celebraciones como el Carnaval Abanquino, popular festividad que tiene como principal característica la picardía y la participación de los entusiastas habitantes. Ellos están agrupados en comparsas y pandillas que lucen vestimentas multicolores y entonan canciones que aluden a tradiciones y costumbres ancestrales vinculadas a las faenas agrícolas y ganaderas. El carnaval concluye con la “yunza” o tumba monte, que consiste en el derribo, con golpes de machete, de un árbol adornado con regalos, alrededor del cual danza la población.
Las principales festividades religiosas están dedicadas al Señor de la Caída (13 de enero); Santa Isabel de Caype (2 de julio); la Virgen de las Nieves (8 de agosto); la Virgen del Rosario (7 de octubre) y a Santa Catalina (25 de noviembre).
Fuente: ANDINA