¿Qué es el ‘sextech’ (el sexo que practicaremos en el futuro)?

El futuro está lleno de sorpresas y una de ellas podría revolucionar la forma habitual de tener sexo. Según diversos estudios, en el 2045 uno de cada cinco jóvenes tendría relaciones sexuales con un robot con características iguales a las de un ser humano.

El sextech es la unión entre la tecnología y sexo, la cual, según científicos, permitirá a los jóvenes del futuro poder explorar universos íntimos junto a un androide que podría ser la réplica o copia de cualquier persona que desees tener a tu lado.

Científicos como el Dr. Ian Pearson indica que, dentro de una o dos décadas, las relaciones sexuales entre humano y androide (o ginoide, cuando tengan aspecto de mujer) serán más frecuentes que entre personas.

“Estamos a punto de asistir al crecimiento de los digisexuales: personas que tienen relaciones sexuales casi únicamente con máquinas”, señala Neil McArthur, profesor universitario canadiense con libros dedicados sobre la materia para El País.

El informe Future of Sex, realizado por varios especialistas en la materia, asegura que poder tener sexo con un ex o con un artista de tu preferencia será una realidad que no tardará en llegar a nuestras vidas.

Según el informe, no solo podrás escoger el físico del sexbot (robot sexual), sino también personalizar aspectos como su grado de timidez, simpatía o apetito sexual. Una vez customizado, será posible mantener conversaciones con ellos, realizar actividades conjuntas como las que haría cualquier pareja y, por supuesto, llevar a cabo diferentes prácticas sexuales.

Una de las escenas eróticas que se acerca a esta realidad futura es la de Theodor (Joaquin Phoenix) y la robot Samantha de la película Her: un filme que nos muestra, con grandes dosis de emoción, la relación amorosa entre una persona y un sistema operativo. Con un lenguaje muy íntimo y sensual, Theodor y Samantha se dicen cosas como: “Quiero tocarte la cara, los pechos, la punta de tus dedos”, “¿Vas a besarme?”, o “Puedo saborearte” y, por momentos, nos cuesta olvidar que Samantha no tiene sentimientos: solo es una máquina muy avanzada.

No ha sido la única película que ha retratado de forma elocuente el más que probable escenario de futuras relaciones entre personas y tecnología. Ex Machina (2015), Air Doll (2009) o algún capítulo de la serie Black Mirror constituyen otros ejemplos.

Según recoge El País, estos humanoides serán confeccionados con silicona. A su vez, la ciencia explora diferentes materiales cada vez más similares al tacto de la piel humana. De hecho, las muñecas diseñadas por Santos están hechas con elastómero termoplástico: un componente que emula la sensación de tocar a una mujer real. Estos productos integran sensores térmicos capaces de reaccionar al tacto, a la vez que la Inteligencia Artificial se ocupa de recordar y adaptar las preferencias sexuales del usuario.