¿Por qué la menstruación debe ser considerada como un factor de desigualdad en Perú?
Únete al canal de Whatsapp de WapaEn el Perú, menstruar no es un asunto solo de mujeres. Los índices de pobreza, situación de hogares, ingresos y brecha de género apuntan a que este proceso puede representar un verdadero obstáculo para un porcentaje importante de la población femenina.
Estos factores de desigualdad para las peruanas están presentes en cada etapa de su vida menstrual, desde la infancia hasta la adultez y representan un gasto obligatorio durante décadas. ¿Cuánto cuesta menstruar en el Perú y qué impacto tienen en la vida de las mujeres?
‘Lo personal es político', es la consigna que el feminismo ha utilizado históricamente con el objetivo de visibilizar la lucha por la igualdad y para extrapolar al debate público los factores de desigualdad que atraviesan solo por el hecho de serlo y que estaban estancados en el ámbito privado por considerarse ‘‘cosas de mujeres'‘.
Las implicancias económicas de la menstruación es uno de ellos. Durante décadas los movimientos feministas han abogado por la eliminación de impuestos a los productos menstruales por ser esenciales para la mitad de personas en el mundo.
En Colombia, por ejemplo, la Campaña ‘Menstruación Libre', logró que en 2018 se retiren los impuestos de valor agregado a los insumos de higiene menstrual por ser productos de primera necesidad, una conquista después de tres años de activismo. Sin embargo, la victoria duró poco. Tras la llegada de la COVID-19 al país, el Gobierno no incluyó toallas higiénicas ni tampones en la canasta básica de ayuda.
Este hecho fue señalado y denunciado por las feministas, quienes alegaron que la exoneración de tasas se aprobó, precisamente porque estos productos eran considerados de primera necesidad para las mujeres en edad reproductiva. Frente a este panorama, ¿cuál es la situación en el Perú en comparación a lo que sucede en Colombia?
El costo económico de menstruar en el Perú
Un promedio calculado entre el precio de toallas higiénicas correspondientes a cinco marcas diferentes en el Perú, señala que un paquete de este insumo cuesta, S/ 5.28, monto que representa un gasto total de S/ 63 anuales, sin incluir la adquisición de compresas nocturnas especiales, pastillas para el dolor, productos extra de limpieza, entre otros.
Un total aproximado de 63 soles mensuales y S/ 2.091 a lo largo de un promedio de 33 años de vida menstrual, según el promedio para las mujeres peruanas correspondiente a un estudio del Instituto Peruano de Obstetricia, pueden representar, o no, cifras significativas e impactos diferentes en sus vidas, de acuerdo al sector socioeconómico al que pertenezcan. Sin embargo, es importante señalar que la brecha de género del 28.5 % afecta, aunque en diferentes niveles, a todas y sin distinción. Por otro lado, este gasto puede afectar directamente a familias de recursos más bajos en cuyos hogares haya una mayor cantidad de mujeres en edad reproductiva: madres sin ingresos propios e hijas menores.
Las peruanas mayores de edad son también quienes representan menor porcentaje de personas económicamente activas y, según el informe Brechas de Género 2019 del INEI, solo configuran el 37.8 % de la población asalariada. Salarios que, aunque presentes, se encuentran en desventaja frente a los que reciben los hombres: ellos perciben un ingreso promedio de S/ 1.587 y ellas, de S/ 1.135. En zonas rurales la situación se agrava, ya que el 41.2 % de mujeres ni siquiera cuenta con ingresos propios.
Situación y desafíos
De acuerdo al estudio ‘Impuestos sexistas en América Latina', a cargo de la fundación alemana Friedrich-Ebert-Stiftung, el Estado peruano recauda, por año, un promedio de 80 536.637 dólares en impuestos por productos de higiene menstrual, parte de los 447 425.761 dólares que gastan anualmente en conjunto las mujeres peruanas.
‘‘El hecho de menstruar ya marca una diferenciación enemigas tema de costos. Cada vez hemos avanzado, por ejemplo, en disponer de papel higiénico en los baños; pero el tema de las toallas higiénicas es un asunto individual y cuyos costos solo se remiten a las mujeres'‘, explica Susana Chávez, experta en Salud Pública.
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Además, un panorama similar al que ocurrió en Colombia en 2018 estaría muy lejos de alcanzarse. La doctora en antropología médica y población andina, Cynthia Ingar, señala que en el país, no hay “políticas públicas ni implementaciones que son amigables con las mujeres o las niñas menstruantes. En la esfera pública se invisibiliza completamente'‘. ‘‘Las toallas higiénicas no forman parte de los insumos esenciales para las adolescentes, no están disponibles en los colegios, por lo que se debería considerar su importancia'‘, agrega Susana, quien también es directora de Promsex, ONG que entrega kits especiales para mujeres víctimas de trata en Madre de Dios. ‘‘A cada víctima se le entregaba un vestido, una toalla, ropa interior, sandalias y toallas higiénicas'‘, cuenta.
De acuerdo al estudio ‘Retos e impactos del manejo de higiene menstrual para niñas y adolescentes en el contexto escolar’ elaborado por la Unicef y el Instituto de Estudios Peruanos, un 37 % de encuestadas respondió que no se les brindó ayuda cuando les llegó la menstruación en el colegio. Al crecer, estas mismas niñas se enfrentarán una amplia brecha de género (según la ONU, tardará en cerrarse aproximadamente 200 años), por lo que el acceso a tampones o toallas higiénicas, podría seguir siendo una dificultad.
Con información de: La República / Lucía Solís