Con el paso de los años, las líneas de expresión, manchas y arrugas van tomando más notoriedad en la piel. Aunque es un proceso normal, el envejecimiento del rostro suele ser uno de los más grandes temores de la gran mayoría de mujeres.
Por lo que ocultarlas o atenuarlas se ha vuelto casi una necesidad dentro de su rutina de belleza diaria. Sin embargo, los cambios físicos propios de la edad no se detienen, por ello es indispensable buscar aquellas alternativas que aporten un alto porcentaje de proteínas al cutis, para mantenerla sana y bonita, y el colágeno es uno de ellos.
Cabe señalar que el 75% de la proteína de la piel está compuesta de colágeno. Pero, pasado los 25 años, este se reduce en un 1.5% de forma anual. A partir de esta edad, la dermis empieza a perder firmeza, elasticidad y brillo.
A ello, se le suman los hábitos alimenticios, la falta de ejercicios, entre otros factores, que pueden acelerar este proceso. Es aquí donde interviene el colágeno.
A continuación, te contamos cómo beneficia la ingesta de colágeno en la piel.
Al igual que las arrugas, son el primer signo de que existe un desequilibrio de esta proteína en la piel.
El colágeno tiene la función de proteger el cutis de los agentes contaminantes, responsables del envejecimiento. Además, tiene la capacidad de humectar la dermis, sobre todo a partir de los 40 años, cuando los niveles de agua de la piel bajan.
Le da un efecto tensor la rostro, previniendo la aparición de arrugas prematuras, ayudando a tener un cutis más joven. También, es el mejor aliado contra la celulitis, conocida como piel naranja.
Tiene el poder de acelerar el proceso de cicatrización, sobre todo cuando hemos pasado por un proceso quirúrgico.
Tanto en la adolescencia como en la adultez, el colágeno es de gran utilidad para eliminar las imperfecciones del rostro como granos o espinillas.