María Elena Moyano es recordada como la dirigenta de Villa El Salvador que más luchó por su distrito y por la justicia social. A pesar de los años, continúa presente desde sus reflexiones sobre los problemas del país y cómo enfrentarlos, a través de sus propuestas para alcanzar la paz.
“No vamos a terminar nuestra lucha frente al terror. Nosotros apostamos por la vida”, advirtió María Elena Moyano un día antes de que los terroristas la asesinaran por su terca y valiente determinación de salirles al frente a pesar de las amenazas.
Siempre se caracterizaba por ser decidida, directa, dispuesta a todo para defender a su amada Villa El Salvador. Y así lo explica ella misma, con sus propias palabras, en el libro María Elena Moyano: Perú, en busca de una esperanza, editado un año después de su muerte por Flora Tristán, con base en entrevistas que dio en vida.
“Los políticos prometen y prometen y el pueblo no les cree ya. El pueblo, que quiere expresar sus deseos, su opinión, vota por un personaje desconocido en el mundo de la política. Vota por él y al final es defraudado”, señaló hace tres décadas, refiriéndose a Alberto Fujimori.
Pero a pesar de los años, está reflexión continúa vigente y se puede aplicar a los diferentes presidentes de la República que hemos tenido. Según un informe especial que preparó el diario La República, la dirigente, también llamada Madre Coraje, siempre ha destacado la importancia de organizaciones como el Vaso de Leche y los comedores populares.
El objetivo de María Elena Moyano siempre fue el posicionamiento de las mujeres en el espacio público y en la lucha por sus derechos. “Las mujeres han dado en estos últimos años una demostración efectiva de lo importante que es participar y hacer política en la propia práctica”, indicó en su libro.
“Nosotras no nos hemos quedado en el solo hecho de hacer oposición, de reclamar ante la situación por la que atravesamos, o simplemente de denunciar; nosotras hemos combinado el reclamo, la denuncia y la lucha con la participación práctica, con propuestas concretas y alternativas a cada uno de los problemas”, precisó en el escrito.
Como se recuerda, Moyano llegó a Villa cuando era aún una adolescente, pero ese cambio le permitió entender que hasta lo imposible se puede alcanzar con unión y compromiso.
Le encantaban los poemas, y compartió uno en particular el mismo mes de su muerte:
...Cuando pisé por primera vez el desierto empecé a vivir los mejores años de mi vida...
Recuerdo las luchas para organizarnos y estudiar, las faenas comunales y las escuelas populares.
A Ana, a los profesores del Sutep, las ollas comunales. Las marchas interminables e incontables y a las mujeres organizadas...
Así lograron que empezasen a funcionar el Vaso de Leche y los comedores populares, como una respuesta a la pobreza, el desempleo, el hambre.
Cinco meses antes de ser asesinada, Moyano conversón con La República y se menciona en el libro, la teniente alcaldesa y la Federación de Mujeres de Villa El Salvador fueron amenazadas varias veces por Sendero Luminoso, ante lo cual no dudó en responder fuerte y claro.
“Si yo tengo el coraje es porque las mujeres de la Federación me lo han dado. El mismo día que pusieron la bomba en nuestro local, nos reunimos. Reaccionamos rápidamente. A mí eso me dio fuerza y valor. Ahí las mujeres acordaron rechazar y repudiar a Sendero”, manifestó en esa oportunidad.
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Pero ella lo presentía, lanzó una advertencia: “Si Sendero cree que los comedores se van a clausurar, se equivoca. ¿Dónde va a ir una madre a comer si no es ahí? Por eso cuando escucho versiones que dicen que cerrarán comedores, yo respondo que es imposible. La gente va ahí para poder sobrevivir. El que no come ahí, muere de hambre. Hay que desterrar el temor”, fijo.
Y tuvo mucha razón, pues estas organizaciones persisten hasta hoy en muchos lugares. Incluso fue más allá al decir abiertamente que Sendero Luminoso “ha devenido en un grupo terrorista”. Y siendo una mujer de izquierda tuvo el valor de la autocrítica al señalar que en su momento no supieron deslindar de Sendero, y más bien se dividían más. A pesar del tiempo, sus propuestas siguen vigentes.