Bebé mestiza dada en adopción por su raza volvió por su identidad a Sudáfrica

La historia ocurrida en Sudáfrica de los años 80’s definió la vida de una bebé que no conoció sus raíces ni a su familia biológica durante casi toda una vida, pero tras tomar la decisión de buscarlas emprende un camino de reconciliación.

La joven de 25 años volvió a Johannesburgo después de una vida en Inglaterra para regresar a sus raíces a las cuales nunca había recurrido desde las 7 semanas de nacida, cuando fue dada en adopción por una familia en el Reino Unido.

Su vida no fue fácil, vivía en un barrio blanco de clase media y era la única joven mestiza.

El viaje que había emprendido era para buscar esa identidad que no tenía hacia sus raíces y para instalarse en un centro de rehabilitación que la ayude a “recuperarse de su hábito de hacerse daño a sí misma”.

La historia de Jayne se vio marcada al enterarse a los 14 años que su madre biológica la había dado en adopción por su raza a las semanas de nacida.

La joven había encontrado en una carta que guardaba su madre adoptiva todo detalle con respecto a su nacimiento y origen.

De acuerdo con la carta la madre de Jayne era una mujer británica blanca cuya pareja era un hombre blanco y que había tenido una aventura amorosa con un nombre negro.

La historia de la adopción fue lo que ocurrió en la realidad, pero madre biológica de Jayne dijo a todo el mundo que la bebé había fallecido en Londres tras elaborar un plan para alejarla y desaparecer su rastro.

En el momento en que Jayne había nacido la Ley de Inmoralidad de Sudáfrica prohibía las relaciones sexuales interraciales por lo que su madre sabía que ella sería la prueba de un affaire ilegal.

Jane se hizo mayor y aunque conocer su historia la lastimó hasta el punto de desarrollar desórdenes alimenticios, adicciones e infringirse dolor a sí misma, logró desarrollar una carrera en la radio.

Sin embargo, sus problemas de adicciones la harían perder su trabajo por lo que decidió ir a rehabilitación y entre los lugares que había encontrado a su alcance se encontraban centros en Johannesburgo, Sudáfrica.

Tras una temporada en rehabilitación, volvió a Londres, pero luego decidió mudarse del todo a Sudáfrica pues ya sentía que debía estar en su lugar de origen y sentía que eso la ayudaría de alguna manera a mejorar.

Sara-Jayne pasó un tiempo escribiendo como método de catarsis y tras publicar su libro y buscar la manera de contactar a su padre lo halló.

Quedaron en encontrarse en un café y Sara cuenta fue su mejor día.

“Nunca me olvidaré cuando lo vi acercarse desde la esquina, y los dos teníamos lágrimas en los ojos. Me abrazó y dijo: ‘mi hija, mi hija’. Y de repente me cayó la ficha de que soy la hija de alguien”.

Al pasar por esa experiencia Sara hoy piensa cambiar de nombre y llevar el apellido de su padre.

Vive en Ciudad de Cabo y viaja seguido para visitar a su padre y a sus 3 medios hermanos a Johannesburgo.