MIMP: implementan programa para corregir carácter violento de hombres

Una segunda oportunidad. Más del 60% de mujeres fueron agredidas por su esposo o compañero, estadísticas preocupantes y condenables desde cualquier punto de vista. Sin embargo, algunos casos son analizados de acuerdo a la gravedad de la agresión y a los antecedentes del agresor. Ante ello, el MIMP y el Poder Judicial implementaron un programa de terapias para hombres que puedan corregir su carácter violento y así disminuir la alta tasa de violencia contra la mujer que se registra en nuestro país.

Este es el caso de Sebastián e Ismael (nombre ficticio), dos hombres que pudieron salir a tiempo de la espiral de la violencia. Ambos fueron enviados a terapia por decisión judicial y asistieron al Centro de Atención Institucional (CAI) que maneja el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. El ambiente que encontraron allí los ayudó bastante en su lucha por acabar con los conflictos y discusiones que atravesaban con sus familias.

“Lo que he encontrado en el Centro me ha sorprendido gratamente. He logrado controlar mi temperamento y mantener una relación sana con la madre de mis hijos. Lo que he aprendido acá me sirve de mucho para tener una vida tranquila y sin más pleitos” comenta Sebastián, quien se separó de su mujer y decidieron separar la casa en dos ambientes, para que de esa manera pueda convivir con sus niños.

Ismael, por su parte, mencionó que solía exaltarse con facilidad y se dejaba invadir por el enojó. “Al principio me resistí, me sentía incómodo, pero luego de escuchar a los tres psicoterapeutas del Centro, comencé a razonar. Gracias a estas sesiones comprendí que la violencia no es solo contra la mujer sino también contra uno mismo y contra los hijos. Me puse en sus zapatos y me dolió muchísimo”, contó.

“Al CAI llegan hombres que han ejercido violencia leve ya sea física o psicológica. Lo importante aquí es que ellos aprendan a cuestionar la forma cómo se desenvolvían en sus hogares y puedan corregir sus malos hábitos” señaló Igor Valverde, psicoterapeuta del Centro, que también habla sobre la existencia de la violencia económica, es decir, hombres que no pasan la manutención de sus hijos o que chantajean a sus mujeres con dinero.

El tratamiento se divide en tres etapas. La primera es el ingreso, durante el cual se hace la evaluación psicológica y ver si están aptos para recibir la terapia. En la siguiente fase, el asistente social deberá ir al hogar a hablar con la denunciante, evaluar el riesgo y decidir si ella puede quedarse en casa o debe ser reinsertada a algún Centro de Emergencia Mujer (CEM). La etapa final es la terapia propiamente dicha, que consta con 32 sesiones al final, en las cuales el hombre debe ser capaz de asumir su responsabilidad en torno a la violencia y corregirla.

El año pasado, 900 varones formaron parte de estas terapias. Si bien es cierto, nada asegura que todos corrijan su actitud violenta, este es un gran paso para reinsertar a personas con altas probabilidades de cambio y que merecen una segunda oportunidad.