Las mujeres en la política británica: un largo camino hacia la igualdad
Únete al canal de Whatsapp de WapaEl año en que el Reino Unido ha celebrado el centenario de la aprobación del voto femenino, las expertas coinciden en que, si bien la presencia de mujeres en política ha aumentado, todavía existen incontables formas de discriminación que auguran un largo recorrido hasta la igualdad de género.
La Cámara de los Comunes, que en 1918 aprobó el acceso de las mujeres a la política, ha conocido a la segunda primera ministra -el cargo que una vez ocupó Margaret Thatcher está ahora en manos de Theresa May- y cuenta con un 32 % de representación femenina.
Gillian Cowell es directora de Género e Inclusión del British Council y ha elaborado el estudio "Mujeres, poder y política", con motivo del centenario de la consecución del voto.
"El Reino Unido solía estar en los primeros puestos, pero ha sido rebasado por países que han tomado iniciativas específicas para fomentar la entrada de mujeres en política principalmente legislando sobre cuotas", afirmó Cowell, en declaraciones a un medio de su país.
En el Reino Unido es mayor la presencia de diputadas en las Cámaras regionales de Gales (42 %) y Escocia (36 %) de lo que lo es en Westminster y en la provincia de Irlanda del Norte (30%).
Cowell señaló que la Cámara baja británica sitúa las políticas de paridad como una cuestión voluntaria a elección de los partidos.
Alys Mumford, responsable de Comunicación de Engender, una organización escocesa que trabaja para lograr políticas igualitarias, puso el foco en la necesidad de que no solo haya más mujeres en política, sino que entre ellas haya una mayor diversidad.
"Hay una gran desigualdad en la representación de mujeres en todas las posiciones de poder, pero además, cuesta ver dónde están las mujeres racializadas, trans o con discapacidad", destacó.
Como Cowell y Mumford, Lilia Giugni, académica de la Universidad de Cambridge y directora de Gen Pol, entidad que elabora estudios sobre igualdad, cree importante diferenciar que el espacio político esté ocupado por más mujeres, del tipo de medidas que impulsan.
"Theresa May es una mujer, pero no es una feminista, no se ha interesado nunca por la igualdad de género ni ha basado su carrera política en construir alianzas con otras mujeres para sacar adelante políticas que promuevan la igualdad", señaló Giugni.
Mumford destacó el ejemplo de Escocia, donde no solo hay una ministra principal, Nicola Sturgeon, sino que las líderes de los principales partidos, Conservador y Laborista, son o hasta hace poco han sido mujeres, para subrayar que serlo "no es suficiente".
"No se trata solamente de tener a una mujer en esa posición, sino a una feminista. Nicola Sturgeon habla mucho sobre la importancia de que las mujeres estén en posiciones de poder y en cambio hay otras líderes que no lo hacen", apuntó.
Según Cowell, las conclusiones de su estudio revelan que la presencia de más mujeres en la esfera pública "cambia el contenido del discurso y la naturaleza de la política en sí".
"En Westminster se ha tratado la violencia contra niñas y mujeres y se ha legislado sobre los cuidados porque ha habido diputadas que han puesto estos, al igual que muchos otros temas, en agenda", dijo.
Las analistas abogan por crear mecanismos que protejan a las mujeres ante el acoso como los implementados en los parlamentos británicos a raíz de los movimientos "Me Too" y "Time's Up", y erradicar el tratamiento sexista que a menudo reciben de los medios para que la política se convierta en una ocupación más atractiva.
Esto pasa también por acabar con la violencia digital, que estudia Giugni y que se manifiesta sobre todo en las redes sociales.
"La violencia contra las mujeres se usa para evitar que lleguen a puestos de poder y ahora las nuevas tecnologías permiten amplificar y fortalecer esa estrategia. En el Reino Unido hay muchas políticas que padecen una violencia digital brutal", explicó la académica.
Durante la charla con las tres expertas, surge el nombre de la diputada laborista Diane Abbott, la primera representante negra elegida por el Parlamento británico en 1987, como un claro ejemplo de mujer atacada por su raza y tener visibilidad pública.
"La violencia es generalizada hacia todas las mujeres, pero las más perjudicadas son las que no son blancas, pertenecen a clases trabajadoras y son judías, musulmanas o lesbianas", añadió Giugni.
"El acoso sexual, las amenazas físicas y online, la desigualdad en el cuidado de los hijos, la brecha salarial, la representación en los medios, el hecho de tener que salir antes del trabajo para no volver a casa en el último tren... Hay incontables formas en las que las mujeres todavía no tenemos igualdad", expresó Mumford.
Con información de EFE