¿Qué tan frecuente debo exfoliar mi piel? Aquí te contamos

Nuestra piel es delicada y debemos tener mucho cuidado con ella. Usar exfoliantes es un punto importante para mantenerla saludable y bella, pero como todo, si es en exceso puede terminar siendo perjudicial. Muchas veces, por buscar la mejora del aspecto de nuestro cutis podemos terminar afectándola sin saberlo. Creemos que exfoliar la piel a diario es vital, pero no.

Te comentamos lo que puede pasar con tu piel cuando la exfoliamos con exceso:

El exfoliarnos la piel de manera excesiva puede hacernos perder la grasa que se genera naturalmente. Este sebo es una capa que nos sirve como hidratante natural. Además, también nos protege el cutis del ambiente, como de la contaminación y los rayos del sol.

Aunque no lo creas el hacerte este tratamiento de belleza puede resecar la piel y  volverla propensa a irritarse. En casos extremos puede enrojecerlas y provocar salpullido. Hasta a veces generar llagas en áreas sensibles del cuerpo.

La comezón es señal de deshidratación. El inconveniente de tener esta comezón es que te rascas y te puedes lastimar todavía más el cutis. Es más, puedes generar pequeñas heridas que se pueden infectar.

Cuando nos exfoliamos en demasía podemos dejar muy sensible la piel y dejarla frágil. Esto puede provocar que el cutis se quiebre por falta de elasticidad. Lo que puede causar líneas blancas en el rostro.

Al usar exfoliante de forma excesiva puede hacer que la piel se ponga más sensible al sol. Perder grasa que la protege, quedar expuesta a los rayos UV. Como sabemos estos rayos pueden prueden generar quemaduras, irritación, manchas en la piel y salpullido. Por ello, es vital que cuando vayas a la playa te pongas tu protector solar.

Nuestro cuerpo es inteligente. Al sentir que le falta grasa y aceites en la piel empezará a producir más para reemplazarla. Esto puede hacer que tu piel normal pase a ser grasa a causa de tanto exfoliante.

Para empezar, solo se debe exfoliar la piel dos veces a la semana en las áreas rugosas, como los codos, rodillas y talones, y una vez el rostro. Obviamente, si quieres saber algo más específico visita a un dermatólogo que te podrá ayudar con indicaciones personalizadas.