Una patrullera logró dar un duro golpe contra la banda criminal conocida como el Clan del Golf, debido a que la uniformada terminó enamorando a uno de sus integrantes para infiltrarse y desarticular al peligroso grupo que asesinaba a policías.
Se trata de una patrullera de la Dijín, quien logró ingresar a la estructura del Clan Golfo, la cual era liderada por alias 'Cherry'. Tras montar el operativo, el delincuente que fue abatido en un operativo gracias a la labor de la uniformada y de informantes, a los que les pagarán una recompensa de 50 millones de pesos por los datos que brindaron.
Según la infiltrada, “esta estructura criminal era muy indisciplinada. Permanentemente, estaban en fiestas, con trabajadoras sexuales, había mucho consumo de sustancias estupefacientes”.
Las fiestas eran realizadas luego del asesinato de un policía y con el dinero que les pagaba alias ‘Chiquito Malo’ por la misión criminal, datos que obtuvo la patrullera tras enamorar a uno de los hombres cercanos a ‘Cherry’.
La agente grababa al criminal y enviaba de manera simultánea los videos a sus jefes del grupo GRATE que la cuidaban muy cerca del lugar. "Mi misión era conocer la rutina de este cabecilla y dónde recibía las órdenes de los campaneros" que hacían inteligencia a los policías que iban a matar.
Los datos recolectados por la infiltrada llevaron a sus compañeros del GRATE hasta el centro de operaciones de alias ‘Cherry’, a quien le tomaron fotografías entrando y saliendo de una finca cerca de Apartadó, logrando dar al fin con su paradero.
“Identificamos que no era que permanecieran de tiempo completo, se movían mucho sobre las zonas rurales del Urabá antioqueño y cada vez que iban a cometer un acto, especialmente en el municipio de Apartadó, lo primero que hacían era concentrarse en ese lugar”, manifestó el general Fernando Murillo, director de la Dijín.
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Fue a noche del sábado 23 de julio en la que decidieron capturar al sanguinario sicario. Tuve conocimiento de la existencia de una fiesta que se realizó en el municipio de Chigorodó en una discoteca, el cual me permitió caracterizarme y llegar a este sujeto halagándole su forma de vestir", indicó la patrullera.
Sin embargo, reconoció que tuvo “un sentimiento de impotencia, muchísima rabia por tenerlo justo a mi lado y no poderlo judicializar, pero con el conocimiento y la convicción de que mi labor contribuiría a la judicialización de esos criminales ante la justicia”.