Mujer ocultó ser COVID-19 positiva y causó la muerte de toda su familia en Venezuela

Con una crisis humanitaria y casi un año tras haber registrado su primer caso de COVID-19, Venezuela mantiene a raya los contagios de esta enfermedad. O al menos, eso es lo que muestra la información oficial, puesta en duda sin embargo por el gremio médico, que denuncia que hay un "subregistro altísimo" de contagios y muertes por la pandemia.

Cerca de 140.000 casos y más de un millar de muertes es la cifra oficial que acumula el país vecino y, aunque el dato es cuestionado, en dicha región no ocurrió un colapso hospitalario mayor al que ya sucede desde hace más de 5 años.

Lo que disparó las alarmas fue el tétrico desenlace de una familia venezolana. Una mujer, de 36 años, tuvo COVID-19 a mediados de diciembre y no le contó nada a su familia. El final fue desgarrador: 42 días tras los primeros síntomas, su esposo Juan Antonio Gómez, de 33 años, y sus tres hijos murieron de coronavirus. Las muertes ocurrieron en la localidad de Táchira, de acuerdo con la información del diario venezolano La Nación.

La mujer fue al Centro de Diagnóstico Integral el 17 de diciembre, en Táribadonde, donde le hicieron un test rápido del coronavirus y dio positivo. Estuvo aislada en una habitación de su vivienda, pero a medida que iban pasando los días, su pronóstico empeoró debido a la falta de tratamiento y tuvo que ser ingresada con neumonía el 14 enero. Poco a poco el resto de miembros de la familia empezaron a presentar síntomas, hasta que al fin todos dieron positivo a la enfermedad.

Su esposo, José Antonio Gómez, asistió en una celebración familiar el 27 de diciembre, cerca de Cordero, en el que había más de 20 personas. La mujer infectada, conocedora de su situación, decide no ir. Mariela García, su cuñada, explicó que Gómez no sabía que tenía la enfermedad. De hecho, cuando el marido de García Fuentes fue al hospital "tenía los pulmones negros", según explicó el médico que le atendió.

Por último, José Antonio fue internado el 16 de enero. Al final, el lunes 18 de enero, Verónica murió y un día después el marido también. La hija mayor de 17 años, con una condición neurológica especial, fue la siguiente víctima camino al nosocomio. Los últimos en fallecer fueron sus dos hijos pequeños, el 27 de enero.