Sufragistas: las primeras feministas de la historia

Para hablar con propiedad sobre el presente, debemos sumergirnos en el pasado y conocer los primeros movimientos que lucharon por los derechos de las mujeres. En el caso de la igualdad de género, las primeras en impulsar el cambio fueron las sufragistas, representantes de una de las primeras formas de feminismo.

Ellas fueron un grupo político-social que surgió a finales del siglo XIX y fue consolidado a inicios del siglo XX. Al comienzo estuvo liderado por la famosa Emmeline Pankhurst (1858 - 1928), figura femenina atípica para la época, ya que se crió y educó en el seno de una familia reivindicadora de los derechos civiles.

Las sufragistas no era un movimiento político-social convencional, ya que dejaban la palabra para pasar a la acción: “Deeds, not words” (Hechos, no palabras).

Sus actos eran realizados para llamar la atención de las autoridades británicas. Fue así, que este lema se tomó al pie de la letra y por ello, la presión que ejerció este colectivo político llegó a ser imposible de ignorar.

La búsqueda del voto femenino data desde inicios del siglo XIX, pero no es hasta mediados de esa época que el movimiento sufragista que se asienta en el Inglaterra. Al inicio su manera de comunicarse fue de manera pacífica y democrática, introduciendo enmiendas en el Parlamento Inglés para ampliar los derechos de las mujeres.

Pero al no ser oídas, a finales del mencionado siglo las sufragistas tomaron otro camino. Al ser rechazada una petición en la Cámara de los Comunes por los disputados John Stuart Mill y Henry Fawcett, la cual fue conocida como “Ladies Petition” para reemplazar la palabra “hombre” por “persona” al referirse al sufragio, se creó la Sociedad Nacional por el Sufragio de la Mujer por la ya mencionada Lydia Becker.

Luego que las promesas fueran incumplidas, además de la promulgación de leyes engañosas y menosprecio institucional hacia las peticiones que hicieron en su momento, se realizaron los primeros incidentes públicos de las manos de las sufragistas como, por ejemplo: alboroto, alteración del orden, violencia urbana, daños materiales, entre otros.

Emily Wilding Davison, fue integrante del colectivo y se convirtió en mártir en 1913 luego de lanzarse delante de un caballo del Rey Jorge V para mostrarle la bandera de su organización y mostrar su descontento. “Una tragedia evitaría miles por venir”, defendió Emily hasta su muerte.

Gracias a la ajetreada, pero exitosa trayectoria de las sufragistas, se consiguieron muchos logros a favor de los derechos de las mujeres. Todo empezó en 1928, cuando se aprobó el derecho al voto femenino. Luego, se aceptaría el ingreso de las mujeres a las universidades como Oxorford o Harvard, también la inclusión de diputadas en los parlamentos europeos, entre otros ámbitos.

Asimismo, otro de los mayores logros de las sufragistas fue la unión entre las mujeres a nivel de clase. Mujeres trabajadoras en fábricas, sirvientes de la nobleza y hasta de la misma línea real, lucharon codo a codo para un bien común: “libertad o muerte”, tal y como dice otro de los lemas del sufragismo.